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La paradoja del Muro – Por Cecilio Urgoiti

   

El 9 de noviembre de 1989 es una fecha para no olvidar, ya que nos recuerda el cambio de la historia de Alemania, y uno de los días más importantes en toda la sociedad democrática del mundo. Hace 25 años el Muro de Berlín cayó para evitar que los ciudadanos de la denominada República Democrática Alemana abandonaran en masa el país. Hay que tener en cuenta la gran paradoja de que la colocación y la caída del Muro sirvieron para lo mismo, puesto que fue levantado el 13 de agosto de 1961 con el certero propósito de evitar la huida de los ciudadanos de la RDA. “De inmediato, en el acto”. Esas fueron las escuetas palabras, que aceleraron la historia. Eran las 18.53 horas del 9 de noviembre de 1989 cuando, al final de una rutinaria rueda de prensa, el secretario de Agitación y Propaganda del Partido Socialista Unificado de la RDA, Günter Schabowski, anunciaba como de pasada la aprobación de un decreto que permitía a los ciudadanos de la República Democrática viajar sin limitaciones fuera de sus fronteras. “Según tengo entendido, esto entra en vigor en el acto, de inmediato”, afirmaba un desconcertado Schabowski ante las preguntas de los periodistas, mientras repasaba sus notas y el texto que le había entregado una hora antes Egon Krenz, secretario general del SED y máxima autoridad de la RDA. La realidad es que Günter había olvidado leer el documento y salió como mejor pudo ante la pregunta. Schabowski estaba cometiendo un grave error. Con las prisas, Krenz no le había advertido de que en realidad el decreto llevaba fecha del día siguiente. De hecho, en un principio estaba programado anunciarlo a las 4 de la madrugada del día 10. Aún no se habían transmitido las órdenes oportunas a la guardia fronteriza, ni se habían puesto en marcha los mecanismos administrativos que los permisos de salida al extranjero requerían. Mientras Schabowski se trasladaba a su casa, desconocedor de la trascendencia de sus palabras, y el Comité Central del SED proseguía la reunión presidida por Krenz, ajeno a lo que estaba sucediendo, los teletipos de las agencias de noticias empezaban a transmitir a todo el mundo la apertura de fronteras de la RDA. “El Muro ha caído”, fue el titular que se fue abriendo paso entre las redacciones, en una imprevisible huida hacia delante de los acontecimientos, pues los más avispados redactores afirmaban que la consecuencia más directa era “el fin de la Guerra Fría”. Esta es la historia de un muro de la vergüenza, y de cómo cayó. Y este es un presente en el que sigue habiendo división entre unos ciudadanos de primera y otros de segunda. También a lo largo del mundo, y con las mismas vergüenzas al descubierto, hay muros que oprimen la dignidad de las personas y de los pueblos, muros donde tienen que sonar aún las campanas de la libertad.