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Pariendo sueños – Por César Martín

   

Hay días en los que me dan ganas de mirar al frente y mandarme a mudar. Así, sin más. Salir por la puerta sin equipaje, sin rumbo definido, caminar como un autómata hasta que se me pase esta rabia contenida, esta tremenda impotencia, este cabreo constante… El empeño por asfixiar al oprimido no cesa, el circo no para, el teatro se perpetúa con otras voces, nadie quiere progresar, tampoco dejan crecer al otro, todo es un suma y sigue, el perseverante monotema, como si no existiera otra cosa. El descrédito es total. No confío. Merma mi capacidad para la emoción, para sentir que se puede ser de otra manera.

En muchos sentidos me mantengo fuerte, pero no dejo de reconocer que el desgaste se nota. Un aire de desconfianza lo impregna todo; cada vez hay menos verdades y la misma noticia la cuenta cada cual según le va. Venden interpretaciones por mentiras, aberración tras aberración. El bando es lo de menos, todos usan las mismas armas para ganar la partida, sin ver que, a la larga, el daño es más perjudicial que la solución momentánea. Tengo la sensación de que vivimos en una especie de sainete surrealista.

Esta realidad es más propias de los versos de Emeterio Gutiérrez Albelo: “Gritos por todos los lados / y yo en huida de terror, / cayendo levantándome./ por un desierto rojo / y -entre una lluvia de puñales agrios- / tendido, al fin. / inerte. / acribillado”.

Poesía que me trasladan a otrora, donde la historia implacable dio su terrible respuesta. Lástima… A veces, en mis sueños, imagino al volcán estallando de emociones, impregnando la isla de lava laderas abajo.

En esta recreación no cabe el daño de la tragedia, sólo el borrón y la cuenta nueva. Una nueva capa magmática tan gruesa como para tapar los sinsentidos de la estupidez humana. Sería como volver a empezar, una nueva oportunidad…

Que ahora pensando, igual me pilla fuera en esa arrancada en busca de aire fresco, ¡joder! Bueno, si sucediera y no estoy, por favor, no la caguen.

@cesarmg78