X
TENERIFE >

Cuatro décadas de la autopista del Sur de Tenerife

   
Este es el aspecto que presentaba en 1970 el enlace con el Norte de la TF-1, en Añaza, por la zona del cementerio de Santa Lastenia. / DA Convenio con el Estado. La autovía de Santa Cruz a Los Cristianos se incluyó en 1961 en la Red de Carreteras Españolas y se construyó mediante convenio entre el Cabildo y el Ministerio de Obras Públicas. / DA El gran artífice. El Cabildo de Tenerife, y más concretamente su entonces presidente, José Miguel Galván Bello, fue el gran promotor e impulsor de la construcción de la autopista del Sur de la Isla. / DA Primera piedra. El 16 de marzo de 1967 se celebró en el cruce de Los Cristianos el inicio oficial de los trabajos, con la presencia de numerosas autoridades, encabezadas por el gobernador civil. / DA
<
>
Convenio con el Estado. La autovía de Santa Cruz a Los Cristianos se incluyó en 1961 en la Red de Carreteras Españolas y se construyó mediante convenio entre el Cabildo y el Ministerio de Obras Públicas. / DA

AGUSTÍN M. GONZÁLEZ | Santa Cruz de Tenerife

El Sur de Tenerife es hoy el principal motor económico de la Isla y uno de los emporios turísticos más importantes de España. Sin embargo, la realidad de esta comarca era muy diferente, radicalmente distinta, hace apenas medio siglo, cuando los pueblos sureños malvivían en medio del aislamiento, el abandono y la pobreza. Las duras condiciones orográficas y la falta de vías de comunicación tenían condenada la comarca al retraso y la emigración. Por ello, tal y como cuenta la historiadora Carmen Rosa Pérez Barrios, desde mediados del siglo XVIII las gentes del Sur buscaban la forma de escapar de ese aislamiento secular: “En 1877, el alcalde de Arona, a la vista de la crisis que padecía el municipio y todos los limítrofes, por la ruina del cultivo de la cochinilla, solicitó al Ministerio de Fomento que ejecutara la proyectada carretera entre Güímar y Adeje, que se consideraba vital para frenar la enorme emigración que sufría toda la comarca y para potenciar las transacciones comerciales entre los diferentes pueblos”.

Récord
Inicialmente estaba previsto un plazo de 16 años para la construcción de la vía hasta Los Cristianos, pero se hizo en 4

A finales del siglo XIX la situación en la zona no había cambiado mucho, pues la carretera general aun solo llegaba hasta Fasnia. El resto eran rudimentarios y polvorientos caminos de tierra por las medianías y cumbres. Debido a ello, hasta los años treinta del siglo XX la comunicación habitual de Santa Cruz con los pueblos de las comarcas de Abona y Adeje se realizaba por vía marítima. La denominada carretera C-822, proyectada en 1858 para unir todos los pueblos del Sur, con un trazado zigzagueante de cien kilómetros, con más de mil curvas y un centenar de puentes para salvar otros tantos barrancos, tardó un siglo en construirse en su totalidad. Esa carretera vieja, la C-822, se inició en Santa Cruz en 1864 y no llegó a Granadilla de Abona hasta la década de los años treinta del siglo XX. Enlazó con Guía de Isora, a través de Tejina de Guía, ya en la segunda mitad de los años setenta. Supuso un hito que empezó a cambiar la historia de esta comarca, definitivamente relanzada con la posterior construcción, hace ahora cuarenta años, de la autopista TF-1, la gran vía de conexión con la capital que facilitó, a su vez, otras grandes infraestructuras, como el aeropuerto Reina Sofía y el puerto de Los Cristianos.

Galván y Amigó
Rafael Zurita Molina narra en su libro El Sur de Tenerife. Cronografía de un paisaje que la autovía desde Santa Cruz hasta Los Cristianos se incluyó en 1961 en la Red Azul de Carreteras Españolas. El plazo para su ejecución se estableció en cuatro cuatrienios, figurando el primer tramo (Santa Cruz-Candelaria) en el primero y el resto (Candelaria-Los Cristianos), en los doce años siguientes. A raíz de las gestiones realizadas ante el Ministerio de Obras Públicas por el Cabildo insular, presidido entonces por José Miguel Galván Bello, se autorizó a esta Corporación en mayo de 1965 la financiación anticipada de las obras no comprendidas en el primer cuatrienio, abonando el Estado su importe en pago diferido, y a cargo del Cabildo los intereses derivados de la operación financiera. El acuerdo consistió en solicitar un préstamo con cargo al presupuesto aprobado, que en ese comienzo de obras sobrepasaba los 1.300 millones de pesetas, sin contar las expropiaciones. Junto al Cabildo y su presidente, es de destacar la labor que desarrolló la Jefatura Provincial de Carreteras de Santa Cruz de Tenerife, encargada de redactar los proyectos oportunos, y que en aquel tiempo tenía como ingeniero jefe de Obras Públicas a Juan Amigó de Lara.

Ahorro
El Cabildo calculó en 1960 que el recorte del trayecto y de tiempo generaría un ahorro de 200 millones de pesetas anuales

En septiembre de 1966 fueron adjudicadas las obras de la autopista, cuya longitud total era de 72,7 kilómetros. El primer tramo, desde Santa Cruz a Candelaria, le correspondió a la empresa Dragados y Construcciones, y el resto, partiendo desde Los Cristianos, a Obras y Construcciones Dumez.

Inauguración oficial
El 16 de marzo de 1967 se iniciaron los trabajos correspondientes al tramo encomendado al Cabildo en virtud del acuerdo suscrito con el Ministerio de Obras Públicas. Este convenio permitió que la autopista se ejecutara totalmente, desde Santa Cruz a Los Cristianos, en el plazo de cuatro años, en lugar de los 16 que era el tiempo previsto para su ejecución. Durante el acto oficial de inauguración de los trabajos, celebrado en el cruce de Los Cristianos, intervinieron el gobernador civil de la provincia, Mariano Nicolás García, y el presidente del Cabildo, José Miguel Galván Bello. Entre las numerosas autoridades presentes se encontraba la práctica totalidad de los alcaldes de la Isla. Según recoge Rafael Zurita, Galván Bello recalcó en su discurso que no se colocaba una primera piedra, como era costumbre, sino que lo que se hacía era quitar las piedras para que las máquinas comenzaran los trabajos. Además, Galván destacó la importancia de la obra como “una empresa de toda la isla y la provincia que revalorizaría la agricultura, la industria y el turismo en el Sur de la Isla”. En el trabajo titulado Los Cristianos 1900-1970. Vida cotidiana y fiestas populares, publicado por Llanoazur Ediciones, se cuenta que la banda de música de Adeje amenizó el acto, en el que se desplegó una pancarta de la Hermandad de Labradores y Ganaderos de Arona, solicitando que la autopista llevase el nombre de José Miguel Galván Bello, a quien se debía, en buena parte, “esta hermosa locura hecha realidad”.

Las dos empresas constructoras utilizaron en los trabajos dos plantas de fabricación de aglomerado asfáltico, tres plantas de hormigonado, 14 tractores bulldozer, más de cien camiones de todo tipo, cinco apisonadoras, varias grúas, tres laboratorios, 83 técnicos y 1.080 operarios. En 1970 se pusieron en servicio los tramos Santa Cruz-Candelaria y Los Cristianos-El Porís. Los primeros seis kilómetros, hasta Santa María del Mar, era autopista, y el resto del trazado tenía la consideración de autovía de dos carriles con accesos controlados. Cuenta Rafael Zurita que al poco tiempo de finalizar la obra, con la inminencia de la entrada en servicio del nuevo aeropuerto Reina Sofía (1978), se decidió convertir toda la vía en autopista. La nueva autovía del Sur contaba con una longitud de 72,7 kilómetros, más de 30 menos que la carretera vieja. Las curvas pasaron de las aproximadamente 1.100 de la C-822 a 54. Atrás quedaban las infinitas bajadas y subidas, bordeando los barrancos, para transitar ahora por una pendiente máxima del 5%. En el recorrido anterior se sobrepasaba las tres horas de Santa Cruz a Los Cristianos. Con el nuevo se redujo a una hora.

Los obstáculos naturales del Valle de Güímar

N. CHIJEB – J. MORENO – J. L. Conde | Santa Cruz de Tenerife

La actual alcaldesa de Güímar, Carmen Luisa Castro, recuerda que “el proyecto de la autopista del Sur surgió en los años 60 del siglo XX, pero sólo sería con el impulso de dos fenómenos con los que acabaría de materializarse. Por un lado, la lenta pero ya sostenible entrada de un nuevo modelo económico, que sustituiría al agrícola del tomate, como era el turismo que aprovechaba un clima benigno y una naturaleza litoral que no existía o que apenas podía conjugarse en los países de origen de los visitantes (alemanes, ingleses, suecos, etc.). Y por otro lado, la proyección de un segundo aeropuerto que aunque estuvo diseñado para ubicarlo en Güímar (El Socorro), finalmente acabó por colocarse en Granadilla”.

Como embrión de la futura autopista, inicialmente se pavimentó una única vía de doble sentido que se extendía de Santa Cruz a Güímar. Ahora el trayecto se podía hacer en menos de 45 minutos. Posteriormente, en la segunda mitad de los años 70 del siglo XX, se incorporó una vía más, con lo que la autopista ya estaba formada, y en 30 minutos se podía hacer el trayecto. “En el municipio de Güímar -recuerda su actual alcaldesa- existían dos obstáculos naturales que no eran fáciles de superar. De un lado, para la construcción de la autopista había que cubrir una extensa área que correspondía a la gran depresión de los barrancos, el área comprendida sobre El Puertito, entre la montaña de los Guirres y La Ladera. De otro lado, ésta, La Ladera, constituía a todas luces un gran reto para los ingenieros y constructores de la autopista, ya que representaba un auténtico muro que imposibilitaba su continuidad. El primer problema se solventó rellenando y elevando, por encima del terreno, la autopista, por lo que quedó sobreelevada respecto al lecho de los barrancos que en esta zona confluían. El segundo problema, La Ladera -explica la alcaldesa Carmen Luisa Castro-, se culminó con la perforación y después construcción de un túnel que, por mucho tiempo, se tuvo como ejemplo y hasta símbolo de los güimareros y usuarios de la autopista para atravesar y dividir el Valle de Agache, dos mundos que conviven en este municipio del Sur”.