X
TRIBUNA >

Mediación en discrepancias – Por Andrés de la Vega Alcañiz

   

Sería bueno oír a los políticos para luchar a fin de que los acuerdos logrados en las mediaciones tengan alguna fuerza en los juzgados, sin tener que pasar por los notarios. Si las parte piden la suspensión de la actuación judicial, para intentar una mediación, pueden estar o no de acuerdo con el mediador a nombrar. Nadie próximo, por haberse tramitado actuación en el juzgado, está llamado a influir en su determinación, sobre qué deben o quieren hacer realmente.

Si quieren pensarlo en el período que tienen, y hasta si quieren desistir incluso de continuar enfrentados y en litigios, y si realmente quieren una mediación, que sean las dos o una quien nombre el mediador; también decidirán una vez que la inicien si continúan o desisten y si acaban con acuerdo o no. Y el juzgado resolverá según ellas soliciten y establezca la ley. Que las partes sin sugerencias de personas conocidas por lo ya actuado, sean quienes designen o envíen comunicados, informaciones o indicaciones de cualquier clase y que no menoscaben la libertad de las partes para elegir mediador, y que todos sepan, por ejemplo, que las instituciones de mediación no pueden practicar mediaciones.
Algunas no hacen nada, otras crean centros de mediación para formar y expedir títulos a mediadores. Nada más. No son tampoco intermediarias. Que conocer y hacer público, los que así lo crean, que no están para sustituir la actividad del juzgado o evitar pleitos; que los juzgados son necesarios para exigir cumplir las leyes y que la mediación se ha creado para ayudar a los acuerdos, en la mayoría de problemas que no pueden ir a los juzgados, por razones múltiples, y que a los ciudadanos les afectan asuntos que no irían nunca a juzgados. He leído en la prensa el artículo de un político. Yo le aplaudo. Aunque lo haga, no sé, quizá, por política, hay que aplaudirle, pues habla, de maravilla, de mediación. ¡Ojala! que hable más, que otros políticos lo hagan también. O sea ¡que hablen de mediación, aunque sea bien! Lo que ocurre es que el ciudadano que vota, cree que los políticos, aparte de otras muchas cosas, tienen muchas obligaciones, más de las que les pedimos, nunca llegaríamos a alcanzar los niveles de satisfacción pues siempre pediríamos más.
Pero, eso sí, si un señor, un gran señor de la política, va con altos honores a un lugar de mediación, tengo derecho a exigirle que sepa de lo que habla, pues considero que el político no puede estar en todos los entierros sin saber quién es el muerto. Que, al menos, sepa: A) Que la mediación es autónoma. B) Que no es sistema de arbitraje ni el arbitraje tiene nada que ver ni se parece en nada a la mediación, ni hay familias que recurran a este arbitrio, y lo digo así, porque la gente que, siendo muy importante, desconoce o ignora cuando informa no sólo a los que le siguen, sino a los que caemos en sus lecturas, nos equivocan, y nos confunden, nos desinforman y nos malforman, y eso no pueden permitírselo, incluso si lo hacen a quien no les vota porque están representando a todo el pueblo, que es el que le cede su -y los de otro- sillón. C) Tampoco tiene derecho a estar o no “honrados por colaborar con alguna institución de mediación, ni satisfechos…”, pues no son sus amos, sus señores o sus dueños, lo que sí hay que tener es cuidado por colaborar o no con alguna sí y con alguna no, pues ésta, ésa, como otra/s, son sólo instituciones de mediación y efectivamente, hay que ayudar… ¡A todas!
Por cierto, les indico que la organización que coordino con otros mediadores la llamamos Mediaria y tendríamos placer en conocerles.

*Abogado. Experto en Mediación
vegaalcaniz@gmail.com
mediaria.gabinete@gmail.com