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Melchor, Gaspar y Baltasar reparten magia e ilusión por toda la capital

   
Los Reyes Magos llegaron al estadio y fueron recibidos por una multitud de niños, algunos muy pequeños, que los esperaban llenos de emoción para entregarles sus cartas. / F. P.
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Los Reyes Magos llegaron al estadio y fueron recibidos por una multitud de niños, algunos muy pequeños, que los esperaban llenos de emoción para entregarles sus cartas. / F. P.

N. T. / Y. R. | Santa Cruz de Tenerife

Santa Cruz congregó a más de 220.000 personas que acudieron a la capital tinerfeña -según datos de la Policía Local- para recibir a Melchor, Gaspar y Baltasar y celebrar la noche más mágica del año, que arrancó con la tradicional recepción de los Reyes Magos en el estadio, donde fueron acogidos por miles de niños que esperaban su llegada llenos de expectación e ilusión. El espectáculo En busca de Peter Pan animó el ambiente antes de la llegada de Sus Majestades de Oriente, implicando a todos los niños, que casi llenaban el Heliodoro, haciéndolos bailar y saltar de la mano de los personajes más conocidos de este cuento infantil, como el capitán Garfio, Peter Pan y Campanilla, que hicieron su entrada al recinto volando gracias a una tirolina.

Durante más de media hora, los personajes y una multitud de grupos coreográficos hicieron disfrutar a los niños, hasta la llegada del helicóptero que traía a Melchor, Gaspar y Baltasar, quienes hicieron su entrada por las puertas del estadio arropados por los aplausos y vítores de los más pequeños de la casa.

“Cargaditos de regalos porque todos se han portado bien”, señaló Melchor, los Reyes Magos recibieron la llave que abre todas las puertas de la ciudad de la mano del alcalde, José Manuel Bermúdez, y el concejal de Fiestas, Fernando Ballesteros, tras lo que recorrieron el recinto saludando a los niños y recibiendo las últimas cartas. A continuación, sobre las 19.00 horas, Sus Majestades de Oriente iniciaron el recorrido por la ciudad. Bomberos y Protección Civil fueron los encargados de abrir una cabalgata en la que, por primera vez, no desfilaron animales, a excepción de los camellos que transportaban a los tres Reyes Magos. La prohibición de tirar caramelos fue otra de las novedades del desfile, medida que fue tomada con resignación por niños y adultos, aunque los pajes de Sus Majestades se saltaron la prohibición y a su paso lanzaron algunos caramelos que los más pequeños disfrutaron como si de un tesoro se tratara. Los Reyes se hicieron esperar y tras carrozas, grupos y demás participantes, cerraron la cabalgata que finalizó en la plaza de la Candelaria.

Sus Majestades llegan por aire, por mar y por tranvía

El tranvía volvió a traer, un año más, a Sus Majestades de Oriente a La Laguna, donde fueron recibidos por el alcalde, Fernando Clavijo, autoridades y todas las personas que se quisieron acercar a darles la bienvenida, que desde las 16.00 horas pudieron disfrutar de un espectáculo infantil con música y magia.

Los Reyes Magos continuaron el recorrido con su visita al Santuario del Santísimo Cristo de La Laguna, tradición que se recuperó en 2011, donde se llevó a cabo la adoración a la imagen del Niño de los Afligidos. A continuación comenzó la cabalgata, sobre las 18.30, que salió desde la plaza del Cristo y siguió el recorrido de otros años: calles del Agua y Consistorio, subió por la calle Herradores, llegó a La Concepción, bajó por la calle de La Carrera y culminó en el Cristo a través de la calle del Agua.

Una de las novedades de este año fue la actuación durante la cabalgata de distintos pasacalles teatrales de conocidas obras infantiles, que realizaron compañías como Scnik Móvil, Clapso Producciones, Almud y la Asociación de Desarrollo Cultural. Otra novedad fue la participación de la Asociación de Motos San Miguel, además de la ya tradicional presencia de la Policía Local, Bomberos Voluntarios de La Laguna, grupos folclóricos, un tren con pajes de los Reyes Magos y varios coches con personajes infantiles. En total se repartieron en torno a 4.000 caramelos esa noche por todo el municipio, ya que Sus Majestades no visitaron solo el casco de la ciudad, sino que también pasaron por Taco y La Cuesta.

El día finalizó con el tradicional Auto Sacramental de los Reyes Magos, en la plaza de la iglesia de Tejina. Hace más de un siglo que el pueblo lagunero acoge esta representación.

Una cabalgata centenaria en la capital de la Isla Bonita

Los Reyes Magos llegaron bien temprano a su cita con los niños de La Palma. A mediodía de ayer, el alcalde de la capital palmera, Juan José Cabrera, entregaba a Sus Majestades de Oriente las llaves de la ciudad. Pero, sin duda, el momento más esperado fue el de la tradicional cabalgata, que esta edición cumplía un centenario de vida. El origen de esta tradición se remonta al 5 de enero de 1915, cuando el Batallón de Cazadores promovió un desfile para recoger juguetes para las familias con mayores necesidades. Desde entonces, y de forma ininterrumpida, los Reyes han recorrido el centro de Santa Cruz de La Palma en esta noche mágica, siendo una de las cabalgatas más antiguas de Canarias. Como ha investigado el técnico de Patrimonio del Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma, Víctor Hernández Correa, las noticias más precisas y certeras sobre la escenificación de la llegada de los Reyes Magos a la capital palmera se remontan hasta hace ahora cien años. La iniciativa, que ante todo buscaba hacer un reparto equitativo de regalos entre los niños pobres de la ciudad, se debió al entonces gobernador militar de La Palma, el general de brigada Juan Eymar Cuadrado, quien dirigió una campaña de suscripción popular a la que se sumaron particulares, sociedades y medios de comunicación.

La prensa de la época relata que en esos primeros cortejos los Reyes iban acompañados de carrozas “enramadas con yerbas y arrastradas por yuntas de bueyes”, en las que iban los juguetes. Muy destacada fue la actuación de los soldados del Batallón de Cazadores número 20 de La Palma, instalado en el recinto del antiguo convento de San Francisco. Su presencia en el cortejo contribuyó a acrecentar la fiesta y a animar el concurso público, agolpado en las aceras; la charanga del mismo batallón puso la nota musical. Los Reyes y su comitiva siguieron entonces el camino de la Encarnación hasta la plaza de la Cruz del Tercero, y prorrogaron su tránsito por las calles y plazas de la ciudad hasta finalizar el desfile en la plaza de España. El cronista oficial de Santa Cruz de La Palma, Manuel Poggio, recuerda que tras los desfiles de los primeros años, impulsados por la guarnición militar, la costumbre de la Cabalgata de Reyes se perdió, al igual que ocurrió en la mayoría de las ciudades españolas. Fue bien avanzada la segunda mitad del siglo XX cuando Melchor, Gaspar y Baltasar volvieron a recorrer Santa Cruz de La Palma para hacer felices a cientos de niños, tradición que cumple hoy un siglo de historia.