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Tareas del hogar, la gimnasia femenina – Por Isabel Rapisarda Calvo

   

En 1894, cuando Pierre de Coubertin decidió instaurar los juegos olímpicos modernos, rechazó de lleno la participación de las mujeres, argumentando que el deporte femenino es siempre incorrecto, además de poco estético. Durante muchos años se consideró que era algo impropio del género femenino. En la Grecia clásica las mujeres tampoco tenían derecho a participar en las olimpiadas, incluso se les prohibió acudir como público porque se decía que las olimpiadas era una actividad de prestigio destinada a los hombres. Podrán pensar que la Grecia Clásica fue hace ya mucho tiempo, hemos avanzado y estas cosas ya no pasan… Y así es, pero no hace muchos años durante el franquismo, se recomendaba las labores del hogar como la gimnasia más completa y adecuada a la necesidad de la mujer.

Quizá se preguntarán que a que viene todo esto. Escribo este artículo porque he estado toda mi vida dedicada al deporte, los últimos cuatro años de mi vida, al tenis profesional y siempre he notado cómo se menosprecia a la mujer en todos los campos. El sexismo en el deporte, como pudimos leer anteriormente, es algo que siempre ha existido. Para tratar de poner fin han sido necesarias diversas leyes para que socialmente se aceptase el derecho de la mujer a ejercer en igualdad cualquier actividad. Pero esta es una igualdad formal, no real, ya que la realidad dista mucho de ser igualitaria en este aspecto. Tanto en tenis como en otros deportes a la mujer no se le valora, siempre se piensa que el deporte femenino es “un coñazo” y que las mujeres por norma general somos muy inferiores a los hombres. Ahora juego al pádel y juego los torneos que puedo, porque la mayoría de las veces que se organizan torneos éstos excluyen la primera categoría femenina o hace una distinción muy grande en cuanto a premios entre masculino y femenino. A los hombres se les da un incentivo para jugar mientras que a las mujeres nos hacen un favor por dejar que participemos. Hace poco un amigo me dijo, “¿cómo se llama la modalidad en pádel que juegan juntos un hombre y una mujer? “… partido masculino con obstáculos… me reí y pensé: ¡Qué cabrón! pero por cosas tan simples como estas nuestra sociedad sigue siendo así de machista o sexista hoy en día. Es cierto que el pádel es un deporte minoritario que a nadie le interesa mas que a los que lo practicamos pero es un deporte nuevo que está en auge y si desde el principio empezamos con tantas distinciones entre masculino y femenino esto sólo nos llevará a que nunca se lleve a cabo una competición totalmente igualitaria.

Es sorprendente el machismo en la distribución de los premios. Si organizan un torneo de pádel de todas las categorías en el cual todos los inscritos pagan el mismo precio de inscripción, lógicamente los premios deberían ser iguales. He preguntado a varios hombres por qué creen que ocurre esto y casi todas sus respuestas coinciden en algo. “Porque es más aburrido ver jugar a una mujer, hay menos competencia, ellas no dan show, son más torpes… Incluso hay gente que dice que una mujer nunca podrá ganar a un hombre en ningún deporte… Otros pocos sí que consideran que esto es un error y que la mujer merece lo mismo que el hombre. Quizá, el cambio sea complicado pero para que se dé realmente un giro ha de empezarse por la educación y también concienciar a los hombres de que la igualdad nos beneficia a todos, incluidos ellos. Es cierto que el número de inscritos en categoría masculina dobla o incluso a veces triplica al femenino. Pero ¿y si los premios fuesen igual de buenos para ambos no habría a lo mejor más inscritas? Si se tratase de fomentar el pádel femenino, y las niñas pequeñas ven jugar a las mayores “buenas”, ¿no querrán éstas algún día llegar a ser como ellas? Sabemos que el machismo y el sexismo es algo antiguo y en mi opinión es algo meramente cultural puesto que si Pierre de Coubertin en vez de prohibirles la participación a las mujeres se la hubiese prohibido a los hombres la historia cambiaría… Y que hoy en día siga habiendo este tipo de diferenciación tan descarada en lo deportivo, en lo social y en cualquier otro aspecto de la vida diaria, para mi esa persona es un ignorante anclado en el pasado.Por eso luchamos y seguiremos luchando. Para que mi voluntad valga y se valore exactamente igual que la de un hombre. Y es que al final, tanto en el deporte como en la vida, lo importante es la resistencia frente a la adversidad. Y en eso, nadie gana a las mujeres.

Porque al fin y al cabo, todos cuando resbalamos en la pista, caemos, y de la misma forma que asimilamos el golpe, nos levantamos decididos a volver a intentarlo. Las gotas de sudor, son secadas casi de forma involuntaria, y la mirada presionada se fija en el objetivo del próximo punto. El sonido de la pelota contra la pala, será el mismo, la melodía no cambia. El deporte se valora bajo las medidas pasionales, medidas universales. Quizá, siga sin entenderse que el dolor de la caída es igual para todos, y que las gotas de sudor, significan esfuerzo en cualquiera de los casos, esfuerzo mal entendido, esfuerzo, tal vez, mal generado. Al final todo se resume en que la problemática de la mujer siempre ha sido y sigue siendo meramente un problema de hombres.