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¿Y ahora qué? – Por María Fresno

   

Todo fue un sueño. Y ahora que despertamos del letargo, nos damos cuenta de que lo vivido en los últimos meses por toda la sociedad canaria con el tema del petróleo no fue sino un globo sonda para evitar hablar de los auténticos problemas que tiene Canarias. Después de tantos años, el famoso cuento de la lechera ha terminado por dilapidar la carrera de Paulino Rivero, las aspiraciones políticas del ministro José Manuel Soria y la actividad mediática del presidente de la Confederación Canaria de Empresarios, Agustín Manrique de Lara. Y al final, los canarios, que íbamos a cobrar un 8% de lo extraído por Repsol, a lo único que vamos a aspirar es a extraer agua salada y los vertidos de los barcos (muchos de ellos petroleros) que pasan por las costas canarias para sacar petróleo en otro lugar. Pero lo peor de este debate estéril que lleva ocupando la agenda del Gobierno canario desde hace meses, es que el propio Ejecutivo está convencido de que es una “buena noticia” que Repsol no haya encontrado petróleo y, Paulino Rivero, en el colmo de lo más absurdo dice que es un éxito político. Que yo sepa Repsol se ha ido porque no hay petróleo, no por presiones políticas.

Y que no haya petróleo es una cuestión que tiene que ver con la naturaleza no con el Ejecutivo regional. No hay ningún país en el mundo (especialmente con un tasa de paro del 32% y un índice de pobreza del 28%) que renuncie tan alegremente a los beneficios de este recurso simplemente por cuestiones políticas y personales y no económicas o medioambientales. Es cierto que es Repsol la que ha dicho que el petróleo no es de calidad. Es cierto que la noticia abre el camino a un futuro pacto CC-PP ya más que previsible. Y también es cierto que los permisos de Repsol tienen una duración de seis años, con lo cual, pasadas las elecciones, con un pacto CC-PP con diferentes interlocutores y un incremento del precio del petróleo, la extracción podría resultar más rentable para Repsol. Dentro del cajón de las probabilidades también es posible que Soria, con toda seguridad candidato del PP a la Presidencia del Gobierno, haya convencido a Repsol para que aparque el asunto a la espera de las elecciones y que el escenario político en Canarias cambie. Pero, al final uno es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras y todos aquellos que optaron por esperar a ver si había petróleo antes de pronunciarse sobre este asunto, como lo hizo en su momento CEOE-Tenerife, se preguntarán ¿cuanto dinero se ha tirado a la basura en campañas contra el petróleo? Y los que apostaron por hablar, se preguntarán: ¿y ahora qué? ¿Ahora de que hablamos? Menos mal que queda el Carnaval.