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El filón de los másteres – Por Sergio García de la Cruz

   

Decía Fitzgerald que la democracia es una forma superior de gobierno porque se basa en el respeto del hombre como ser racional. La capacidad de raciocinio está presente en el ser humano, aunque a veces parece que algunos carecen de ella y probablemente sea así, ya que para algunos su neocórtex no ha evolucionado y se han quedado estancado en una era anterior, sin embargo, esto es una cosa y otra muy distinta es que ciertos dirigentes políticos de este país piensen que el pueblo que les paga es bobo. Perplejidad produce ver cómo ciertas decisiones políticas carecen de toda lógica y se apartan de lo que sería la ley de toda democracia, o sea; voz del pueblo, voz del cielo, por no decir que son absurdas y disparatadas.

No nos engañemos, muchas de las decisiones políticas están ligadas a poderosos grupos de presión. Se urden de forma oculta sirviendo a intereses espurios y hurtando al ciudadano su legítima participación en los asuntos públicos, son los denominados lobbies: unos grupos de personas con intereses comunes que se unen para llevar a cabo acciones en beneficio de determinados sectores en relación con el gobierno.

El derecho fundamental a la educación es algo que le viene grande al Gobierno, no lo tienen claro; ¿o sí?, y será por aquello de que por la ignorancia se desciende a la servidumbre y por la educación se asciende a la libertad, o por miedo, ya que como decía Nelson Mandela: La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo. Sea como fuere, lo cierto es que la educación obligatoria y gratuita ya adolece de por sí, pero si queremos avanzar más allá de esta, vemos que está enferma. Aquí ya nos topamos con la dimensión individual de la libertad académica constituida por la libertad de cátedra, y eso ya no gusta tanto.

El derecho a la educación presenta una innegable naturaleza prestacional, reforzada con la proclamación de la obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza básica, pero que se proyecta también sobre la enseñanza universitaria. Pues, no les queda claro el mandato de que la enseñanza superior debe hacerse accesible a todos por cuantos medios sean apropiados, y en particular, con la implantación progresiva de la enseñanza gratuita. Es de manera progresiva, no regresiva, retrógrada, adversa, contraproducente y desfavorable. Sin embargo, las artimañas para el bloqueo de esta proyección pasan primero por restringir las becas creando un escudo que de manera sutil las bloquea y además por presiones de lobbies añaden el sistema de cuatro más uno, en otras palabras, cuatro años para estudiar un grado con un sistema de becas cortito y te meto, sí o sí el gran filón: un máster, un chollo. Un suculento manjar de miles de euros. Por ejemplo, un graduado en Derecho no puede ejercer sin un máster: sin él se le bloquea su acceso al mercado laboral. Ahora el gobierno y sus amigos han dicho, si con un año de máster nos estamos hinchando, por qué no instauramos dos y rebajamos a tres años las carreras universitarias, que es verdad que es lo que nos da mucho dinerito, un superchollo. ¡Gran idea!

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