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Monedero – por Francisco Pomares

   

Lo fácil es hacer chistes con el apellido. Pero si de algo no es responsable uno es de llamarse como se llama. Y además, la cosa no va de monedas ni de billetes, sino de un talón de 425.000 euros en concepto de estudios que probablemente no se hicieron nunca, o no valían un pepino. Porque si se hubieran hecho, o a precios de mercado costaron lo que costaron, sin duda alguien nos habría enseñado, siquiera en foto, un enorme dossier anillado con más de 500 páginas y varios apéndices. Monedero no puede enseñarnos lo que hizo porque su trabajo fue confidencial, y está a la espera de que el Banco del Alba le autorice descifrar el misterio de los papeles perdidos. Un misterio que antes, Monedero atribuyó a varios Gobiernos latinoamericanos. Ahora todo está en una única factura, y además de una entidad bancaria multinacional y con misterios tan insondables como todas.

Se olvida Monedero de pagar los impuestos correspondientes a este ingreso, alrededor de 175.000 euros, y paga sólo 70.000 en concepto de IRPF. Pocos días después de negar la existencia de cualquier irregularidad, ingresó 200.000 euros -lo que debía más la sanción- en Hacienda. Monedero regulariza sólo después de saltar el escándalo. Y tarda en conseguir los dineros para hacer una declaración que sortee el delito fiscal (fijado hoy en 120.000 euros) menos de lo que tardo Bárcenas para pagar su fianza. Y eso que el dinero se había gastado en La Tuerca. Por cierto, que habrá que ver en concepto de qué y por qué procedimiento transfirió recursos de su empresa a su productora de televisión. Porque los donativos entre sociedades del mismo grupo no son legales. Sobre esto aún no hay explicaciones.

Ítem más: Monedero es un especialista que realiza un trabajo y cobra por él. Pero es también profesor en régimen de exclusividad: su trabajo tiene que ser facturado por una Fundación Universitaria, que se queda por ley con el 20 por ciento. Monedero se lo ahorra no facturando por la Fundación, como es preceptivo. Cobra la cantidad del Banco del Alba y luego -tras haber cobrado e ingresado- crea una empresa con nombre de organismo sindical que es la que emite la factura. Al hacerlo se ahorra ese 20 por ciento, que aún no sabemos si ha sido reclamado por la Complutense.

Por todo eso, a mí, sus explicaciones no me han convencido: Monedero ha hecho lo que denuncia que hacen los de la casta. A saber: cobrar una pasta de gobiernos amigos, hacer ingeniería fiscal para no pagar impuestos y gastarse las perras en sus caprichos.