Desde que somos pequeños nos plantean que debemos de evitar el sufrimiento de la insatisfacción, ya que nos generará frustración, entendiendo que debemos de evitarlo, y aprendemos a no gestionar adecuadamente estos momentos donde la frustración nos ataca, lo que nos impide lograr nuestros anhelos y metas, esto hace que nuestra vida se descompense y asà nos inunden nuestros sentimientos de rabia, tristeza o ansiedad.
Ante todo comenzamos a sentir que nuestra vida va a ser fácil, evitando el sufrimiento, por ello nos acostumbramos a vivir desde el hedonismo de intentar disfrutar de nuestra vida, evitando el dolor de la gestión inadecuada de nuestra vida y de esa manera nos angustiamos.
Tenemos la necesidad de llevar el control de nuestro mundo, sin entender que ni este, ni las personas giran a nuestro ritmo, y el evitar la frustración y tolerarla en la vida implica que las cosas no siempre van a ser como queremos y no vamos a poder evitarla por mucho que nos neguemos a escoger, a tomar decisiones e incluso en otros momentos elegir el camino de la satisfacción rápida, autoengañándonos y potenciando lo efÃmero que nos genere felicidad rápida y de baja calidad.
La frustración la podemos gestionar desde la paciencia y la necesidad de poder aceptar que nuestro mundo se nos presenta tal y como es, entendiendo que debemos de potenciar un cambio en la perspectiva con la que afrontamos nuestra vida. Esto implica aprender que el sufrimiento es inherente a nuestra vida y que las situaciones dolorosas son propias de nuestro dÃa a dÃa. Lo que nos lleva a tomar decisiones rápidas y sin pensarlas, debido a que el miedo, la ira o la tristeza nos hace huir del dolor. Estas creencias erróneas nos llevan a cerrar la puerta a poder desarrollar planes vitales que no vengan diseñados desde el miedo, por ello debes de enfrentarlos y gestionarlos, entendiendo que toda posibilidad de vida implica una potencialidad de aprendizaje y crecimiento personal.
Por ello debemos de potenciar en nuestra vida la autoaceptación y autoeficacia como herramientas personales destinadas a potenciar el control en nuestras vidas, desde el dominio de nuestro mundo más cercano y la potenciación de la autonomÃa personal. Todo ello nos ayudará a mejorar la gestión adecuada de la frustración ganándole al miedo que nos puede llevar a evitar el riesgo y por ende a tolerar la frustración.
*Psicólogo y miembro de la Sociedad Española de PsicologÃa Positiva
@jriveroperez