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Las recetas de don Gerardo

   

GABRIELA GULESSERIAN | Puerto de la Cruz

DON GERARDO EL MÉDICO

Gerardo García es un médico muy conocido y apreciado en el Puerto. / DA

En Puerto de la Cruz es conocido por todos como don Gerardo el Médico, y aunque ya no ejerce la medicina, porque se jubiló hace 15 años y no reconoce a sus antiguos pacientes y amigos por culpa de una enfermedad, nunca deja de saludarlos si estos le sonríen o le levantan la mano cuando se lo cruzan por la calle.

Gerardo García es conocido por todos en la ciudad turística. Nació en El Esquilón hace 80 años y su aniversario, el 26 de enero, fue el motivo por el cual su hijo Gerardo, también médico, decidió hacerle un original regalo: un libro con todas las recetas de cocina que recopiló durante más de 30 años de sus pacientes en la consulta, que apuntaba en un papel y luego transcribía en limpio en las libretas que le regalaban los visitadores médicos y que su esposa fue guardando durante más de tres décadas.

“A mi padre siempre le gustó mucho la cocina. Estaba siempre metido allí y se pasaba horas viendo las secciones de menaje de las grandes tiendas, pero nunca le vi coger una sartén, salvo cuando íbamos al sur de vacaciones que hacía churros”, confiesa su hijo.

Gerardo García estudió medicina en Granada, donde estuvo como médico interno dos o tres años más. Tras pasar varios meses por el cuartel, donde trabajó en el botiquín, volvió para ejercer en su ciudad natal. Hizo la especialidad de ginecología “pero no llegó a sacar el título porque se enfadó con el catedrático por una chorrada y se fue”, comenta su primogénito. No obstante, cuando llegó a Tenerife ya había profesionales que ejercían esta especialidad así que decidió dedicarse a la medicina de familia, pese a que también obtuvo las de neumología y traumatología. “En su época no había Médico Interno Residente, el sistema de formación de especialistas mediante un contrato de prácticas especial de formación posgraduada universitaria, así que la especialidad la otorgaban los mismos jefes de servicio de acuerdo a las horas que destinaba un médico que terminaba la carrera a realizar determinado trabajo”, apunta Gerardo.

Las recetas que se recogen en el libro nunca fueron hechas ni por Gerardo ni por los otros integrantes de su familia. “Se puede decir que es un libro de recetas nunca cocinadas”, bromea su hija Penélope. “No son recetas profesionales ni nada que se le parezca sino sugerencias de gente normal. Como se dice popularmente, de andar por casa”, sostiene su hijo. Así, “hay cosas útiles, cosas inútiles, como por ejemplo, consejos del tipo: para descongelar pescado hay que sacarlo de la nevera y ponerlo dos horas en leche o para freír millo hay que añadir una taza de azúcar, aceite y un poco de agua en un cazo y cuando esté hirviendo se echa, y todas aquellas cuestiones o consejos que a él le parecían interesantes.

DON GERARDO EL MÉDICO

Desde bebidas e infusiones, pasando por bocadillos, arepas y masas, picoteo, pastas y arroces, carnes y aves, mariscos, salsas y guarniciones, hasta postres y dulces. Quesillos por ejemplo hay cuatro diferentes, tres postres de chocolate, el mismo número de piña, dos de gelatina así como ocho tipos de rosquillas diferentes. Y no sorprende ya que aquellas personas que conocen a Gerardo saben que le gusta mucho lo dulce.

Su hijo considera que “la cocina es cuestión de cariño y el libro tiene todo el cariño que los pacientes le dieron a mi padre, el cariño con el que él escribió las recetas las pasó en limpio y las guardó, y con el que mi madre y mi hermana me ayudaron a editarlo”.

Su finalidad no es comercial y, por lo tanto no va a ser editado, sino distribuido entre familiares y amigos. “Es un homenaje a una buena persona, a alguien que vivió para los demás pero que nunca buscó el beneficio personal ni en su trabajo ni en las diversas actividades que ejerció, tanto en el Ayuntamiento como en diversas asociaciones y colectivos privados”, como La Peña del Potaje de Coles, que se reunía cada octava del Miércoles de Ceniza en torno a la buena mesa, subraya su hijo.

Son las otras recetas de un médico, aquéllas que le dieron sus pacientes, que cuidó igual que hacía con ellos, y conservó para que perduren entre sus seres más queridos.