X
el dardo >

Vandalismo – Por Leopoldo Fernández

   

Por iniciativa del alcalde Bermúdez, el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife ha iniciado una ofensiva contra los actos vandálicos que, desde hace tiempo, asolan la capital. Mobiliario urbano, bancos, estatuas, árboles, jardines, escaparates, paredes y muros, alcantarillas, papeleras, farolas, contenedores (rotos a golpes o quemados), hasta los coches sufren las consecuencias de una ola de gamberrismo y destrozos sin precedentes. Los vándalos se han envalentonado ante tanta impunidad y últimamente redoblan sus esfuerzos para dañar cualquier cosa, con el resultado de todos conocido: la ciudad está sucia, embadurnada, impresentable. Aunque tarde, la reacción municipal trata de cortar esta sangría de imagen que afecta, y mucho, al aspecto más visible y aparente de Santa Cruz, pero también a las arcas municipales, que deben desembolsar un buen dinero para tratar de reparar lo que destruye el incivismo de unos pocos. Aunque, para no dar pistas a los gamberros, la corporación se ha reservado las medidas concretas con las que pretende combatir estos actos tan poco edificantes, se sabe de la puesta en marcha de un modelo de cooperación entre las policías local y nacional. Además, el alcalde ha hecho un llamamiento al vecindario para que, tan pronto advierta incidencias de este tipo, las comunique a la policía. No será fácil disuadir a los residentes dañinos que aprovechan la oscuridad y las madrugadas para dejar sus huellas de identidad. En el fondo se trata de un problema de falta de educación, solidaridad y responsabilidad ciudadana que deben combatirse desde la familia y la escuela, pero también mediante sanciones y campañas de concienciación. Es posible redoblar las sanciones administrativas; difundir públicamente los nombres y hasta las fotos de los infractores y pasar el tanto de culpa a la autoridad judicial; instalar videocámaras en lugares clave; utilizar las redes sociales para combatir el vandalismo callejero; crear una cuenta de correo específica donde los ciudadanos puedan efectuar denuncias, volcar imágenes e información sobre gamberrismo y violencia urbana, e incluso solicitar la colaboración de los servicios de grafología forense para, en su caso, poder identificar a los grafiteros… Todo, con tal de acabar con estos indeseables sociales.