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Bene Fuentes: “Tenía muy claro que quería vivir”

   

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VERÓNICA MARTÍN | Santa Cruz
Reportaje fotográfico: JAVIER GANIVET

Bene Fuentes es esa cara amiga que muchos conocerán a través de la pantalla de Antena 3 Tenerife. Es una optimista nata. Siempre con una sonrisa y con un tono suave de voz que denota una gran paz interior ganada a pulso. Su vida casi se trunca hace unos años por una grave enfermedad de la que se recuperó. Esta situación le hizo cambiar parte de su vida y centrarse en cada momento con intensidad.

-¿Cómo terminó (o empezó) en esto de la comunicación?

“Me considero una melómana. He estado enganchada a la música en casi todas las facetas de la vida. Hay una banda sonora a casi todo lo que realizo. El inicio de mi vida en esta profesión también: le robaba los discos a mis hermanos para ponérselos a los vecinos de la calle castillo de La Guancha y les comentaba los grandes éxitos. Cuando vinimos a vivir a Santa Cruz, la Cadena Ser realizó una convocatoria para convertirse en dj de 40 Principales y ahí fue la primera vez en mi vida que vi a José Antonio Pérez, Paco Padrón o a Juan Ramón Hernández… De los más de 300 que se presentaron, eligieron a 15 y yo era una de ellos. Estuve haciendo 40 Principales 11 años”.

-¿Cómo pasó de la música a las noticias?

“Dentro de la Cadena Ser siempre se colaboraba con otros programas y yo lo hacía con José Carlos Marrero ya en informativos”.

-De ahí se produjo el desembarco en la cadena Antena 3 Tenerife lo que supuso un cambio social importante…

“Sí, se acababa con los canales oficiales: fue un soplo de aire fresco, otra alternativa y una nueva visión de las cosas. Era otra manera de contar las noticias. Cuando Antena 3 desembarcó en Canarias, solo teníamos enfrente a Televisión Española en Canarias con el Telecanarias…”.

-En ese momento, en muy poco tiempo, Antena 3 se hizo con el liderazgo en informativos, ¿verdad?

“Sí, en informativos y en otros programas de producción propia. Empezábamos de cero porque casi todos nosotros veníamos de medios que no tenían que ver con la televisión… en ese momento Lito Mesa fue el gran impulsor. La primera emisión coincidió con el accidente de la guagua de Taganana donde murieron varios jóvenes. No teníamos imágenes, no había manera de grabarlo y Lito empezó a gritar ‘saquen la cámara y me da igual que no sepan usarla’. Los que cubrieron la noticia fueron Arturo Carracosa que es hoy jefe de emisiones y Ana Alonso, que sigue en la casa”.

-¿Cuál ha sido su mejor experiencia laboral?

“Los productores estamos detrás de todas las noticias y no firmamos ninguna. En la tele el engranaje tiene que ser perfecto desde el maquillaje a la iluminación. Es un trabajo en equipo. He tenido suerte pues no solo he trabajado para noticias, sino que también he sido productora de los programas con más audiencia de Antena 3. Estoy muy orgullosa de las galas del Carnaval que hicimos ya que, aunque venían equipos de Madrid, todo el trabajo lo hacíamos los de Tenerife y, además, logramos niveles de audiencia tremendos”.

-Con ese pasado, ¿cómo analiza la realidad informativa actual con toda la oferta de miles de canales e Internet?

“Las audiencias cada vez están más segmentadas porque el espectador tiene muchas vías para elegir y lo están sufriendo los canales de televisión que hacen informativos convencionales. Ahora ves las noticias con tu smartphone cuando te tomas un café y antes nos sentábamos a ver el telediario con nuestros padres”.

-¿Cómo se adapta usted a todo esto?

“A trancas y barrancas. Es demasiado veloz todo. Tengo un hijo de 23 años que no ve informativos en la tele y, sin embargo, está informado y la tele físicamete solo la enciende para el baloncesto. Nos hemos tenido que adaptar compensando con otras plataformas como las redes sociales y nuestra web”.

-¿Cree que los comunicadores hemos asumido bien estos nuevos tiempos?

“A los productores nos pasa que siempre hemos sido polivalentes, hemos hecho desde bocadillos hasta alquilar un helicóptero o una crónica si es necesario… así que nos adaptamos bien a casi todo. Yo me llevo muy mal con las redes sociales porque me agotan y colapsan al ser un exceso tan brutal de datos, personas y firmas. No me da tiempo de seguirlo todo. No tengo Facebook y sigo Twitter pero, en realidad, me gusta más leer lo que escriben los demás que opinar yo. Va en consonancia con mi forma de ser: muy intimista. Soy capaz de hablar para 3.000 personas en un escenario pero en realidad soy una caja de tesoros escondidos y no cuento muchas cosas…”.

-Como actualidad informativa ¿qué opina de los escraches?

“El primer mandamiento de la convivencia debe ser el respeto, pero estoy convencidísima de que si los ciudadanos gritamos por conseguir una sociedad más justa, con los recursos adecuados para que la gente salga adelante es que no nos han dejado otra opción. ¿Creemos de verdad que a un padre de familia lo que más le apetece es ir a gritarle a un señor que sale de su casa? Lo que tiene es desesperación y la protesta forma parte de la dignidad de las personas. Si pudiéramos agradecer a la crisis en algo es que nos hayamos convertido en personas más familiares y solidarias”.

-Suele nombrar mucho a su madre que le marcó unos valores muy fuertes… cuéntenos de ella…

“Ha sido la persona más importante de mi vida. Me quedé huérfana de padre cuando tenía cuatro años y ella, una mujer muy fuerte, valiente, progresista, autodidacta… tenía todo para ser una mujer de bandera y lo fue… Cuando se dio cuenta de que en el campo no podía pagarnos los estudios, se vino a Santa Cruz a trabajar para darnos a nosotros una educación. Entre sus grandes aficiones estaba leer a José Luis Sampedro y su mayor ilusión era encontrárselo en la rambla. Lo mejor que tenía es que era la persona más generosa del mundo y muy buena gente”.

-Usted hace unos años superó una grave enfermedad, ¿recuerda el día que le dio el aneurisma cerebral?

“Sé lo que me pasó, en parte, por referencias de los médicos y de mi familia. Fue en la tele, después de la inauguración del Auditorio: habíamos tenido mucho trabajo que fue, además, muy tormentoso para nosotros pues trabajábamos muchas horas a contratiempo, con muchos problemas… Fueron días de mucho estrés y me sentía un poco mal pero no le di importancia. Luego, tomándome un café con mis compañeros, sentí como un dolor de cabeza multiplicado por el infinito…”

-Sin embargo… aquí está perfecta, sin secuelas, algo que no es en absoluto común, ¿cómo lo logró?

“Algo así te cambia la vida. Estoy convencida de que cuando estuve enferma hubo muchos factores que me ayudaron a seguir adelante. Uno de ellos fue, seguro, mi hijo que es el motor de mi vida: siempre lo ha sido desde que llegó. Además, no tengo manera de agradecer a todos los que se preocuparon por mí esos días, mi familia, el personal sanitario y tanta gente que no conocía de nada y que rezaron por mí (se emociona)”.

-Muchos entendemos perfectamente esa sensación de que tu hijo sea el motor de tu vida…

“No solo yo sé que lo es, sino que los demás también lo saben y cuando estaba enferma y en coma, el cirujano les decía a todos que me hablaran y mis familiares y amigos me contaban cosas de mi hijo: sus entrenamientos, las cosas que hacía en el colegio… me acuerdo de todo. Me salvé por esto y porque a mí me gusta mucho vivir. Aunque es muy dulce morirte así sin dolor… Yo quería vivir”.

-Entonces, ¿era consciente de lo que pasaba a su alrededor?

“Los neurólogos se quedan flipando cuando les cuento que me acordaba de, por ejemplo, el suéter que mi compañera Ana Alonso llevaba cuando iba a verme; de los gestos de mi hermana, o de las sensaciones exteriores como que mis sobrinas me hacían cosquillas en los pies. Pero lo recuerdo. Yo tenía muy claro que no quería irme, por muy bueno que fuera el otro lado”.
Y aquí está. Feliz.