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Ángel Herrera, de 87 años, el último barbero de San Sebastián

   
Ángel Herrera trabaja en la barbería desde los 12 años. | EFE

Ángel Herrera trabaja en la barbería desde los 12 años. | EFE

EFE | San Sebastián de La Gomera

Ángel Herrera, el último barbero de San Sebastián de La Gomera, regenta un establecimiento con más de un siglo y medio de historia, en el que aún trabaja a sus 87 años.

La barbería, situada en una casa antigua del casco de la capital, fue fundada por su abuelo, heredada por su padre y más tarde por Ángel Herrera, quien trabaja en ella desde los 12 años, cuando ya cortaba el pelo, afeitaba y amolaba las navajas, ha relatado el barbero a la Agencia Efe.

Ángel Herrera también trabajó durante unos años en Tenerife, en La Cuesta y Taco, pero tuvo que regresar a la isla a ayudar a su padre.

Pues además de llevar la barbería, su padre era zapatero, y los domingos y días de fiesta iba a pescar en un barco de remos, donde cocinaba caballas, batatas y papas, y dormía tapado con una manta.

El local, con suelo de madera antigua, conserva el mobiliario de la época, compuesto por sillas de trabajo, bancos y armarios también de madera y hechos a mano, una mesa con una palangana situada en una esquina, estanterías con jabones y un perchero.

Preside la estancia un gran espejo con marco plateado, bajo el que se distribuye todo tipo de utensilios como peines, brochas, maquinas de cortar el pelo, navajas, tijeras, lociones o piedras de amolar, y de las paredes cuelgan varios almanaques, algunos de ellos con la foto del barbero.

“Los muebles se los hizo a mi padre el carpintero Manuel Roldán, un buen maestro que los hacía sin máquinas, y los palos los prensaba en el torno y los cortaba con una sierra de mano”, comenta Herrera.

A la barbería ya no acuden muchos clientes, “solo vienen algún día que otro”, dice, para considerar que los peluqueros de ahora ya no afeitan porque “es una lata, hay que usar jabón, brochas y limpiarlo todo”.

Mientras muestra una antigua máquina de “pelar” de su abuelo, conservada en papel de periódico aceitado, Ángel Herrera cuenta como anécdota que afeitó en el “Cabildo viejo” a Manuel Fraga Iribarne, en los tiempos en los que era ministro del Gobierno de Franco.

“Norberto Méndez, que era entonces delegado del Gobierno, me dijo que no le cobrara nada al ministro y que el afeitado lo pagaba él”, recuerda.

Sin embargo, Manuel Fraga le metió en el bolsillo 100 pesetas, cuando en aquel tiempo por un afeitado se cobraba de una a dos pesetas.

“Una perra de vino era un vaso de agua lleno y un garrafón costaba 6 pesetas, los tiempos han cambiado mucho y la isla ya no produce nada, solamente cuatro plátanos”, se lamentó el barbero justo en el momento en el que entraba un cliente a pedir “un completo”.