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El hospital de las nubes

   

El Beechcraft, modelo Super King Air 200, tiene una autonomía de seis horas y media y una velocidad de crucero de 260 nudos (480 Km/h); su base está en Gran Canaria. / da

ÁNGELES RIOBO | Santa Cruz de Tenerife

Los dos helicópteros del Servicio de Urgencias Canario (SUC) son conocidos por la población de las Islas por su importante labor en el traslado de heridos graves; sin embargo, su otro compañero de “vuelos”, el avión medicalizado Beechcraft-Super King Air 200, resulta un gran desconocido, a pesar de que juntos conforman la flota de recursos aéreos del SUC desde la puesta en marcha de esta prestación, allá por el año 1996. La función de esta aeronave de soporte vital avanzado es la de realizar traslados de urgencia interhospitalarios; es decir, evacuar a pacientes con patologías o lesiones graves de un centro sanitario a otro de mayor nivel para atender sus dolencias, cuyo desplazamiento en un medio de transporte ordinario entraña algún riesgo de complicación de su enfermedad. Por lo general, los desplazamientos son de las islas periféricas a las islas capitalinas, y también desde éstas a la Península.

Equipo médico

“Son pacientes que no puedan ir en un vuelo regular o un ferry, porque necesitan supervisión médica durante el desplazamiento”, explica el responsable de Recursos Sanitarios del SUC de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, Faustino Redondo, quien puntualiza que, por este motivo, las aeronaves están dotadas con un equipo médico hu-mano y material.

Tripulación

Para acometer su labor sanitaria, el Beechcraft-Super King Air 200 del SUC mantiene una tripulación fija de un piloto, un copiloto y el equipo sanitario (formado por un médico y un enfermero). Este personal aporta todas las garantías de seguridad y la asistencia médica necesaria durante el desplazamiento del enfermo. La aeronave medicalizada tiene capacidad para trasladar a dos pacientes. El avión goza de menos versatilidad que los helicópteros. Está condicionado a que sólo puede tomar tierra en un aeropuerto o un aeródromo, y por lo tanto, no se utiliza en las evacuaciones de emergencia. Sin embargo, la ventaja del avión es que dispone de más autonomía.

“Un helicóptero puede aterrizar en cualquier zona despejada pero no puede viajar de aquí a la Península, mientras que un avión sí”, precisa el responsable tinerfeño del SUC. El avión se utiliza en casos de urgencia, cuando la emergencia de los pacientes ha sido atendida y ya se encuentran en un centro hospitalario.

Trasplantes y fracturas

Los principales diagnósticos que motivaron la activación del avión en 2010 fueron afectaciones cardíacas, trasplantes, fracturas de columna y quemaduras, así como traslados de neonatos en incubadora, junto a casos de neumotórax, epilepsia y encefalopatías. Durante el año pasado el avión de soporte vital avanzado del SUC trasladó a 586 pacientes en 581 desplazamientos, de los cuales 48 fueron a la Península, principalmente a Madrid, Barcelona, Toledo y Sevilla.

Hay pacientes que tienen que ser trasladados a la Península, porque en Canarias no se disponen de los medios diagnósticos o terapéuticos para tratarles. “Tal es el caso de los grandes quemados, que generalmente suelen ir al Hospital Virgen de Rocío, en Sevilla. Asimismo los enfermos que precisan de trasplantes de pulmón o corazón también se derivan a otras comunidades, porque en Canarias no se realiza aún ese tipo de trasplantes”, apunta Faustino Redondo.

Aun así, en los últimos años, los traslados a la Península han descendido porque se han incorporado nuevas unidades especializadas en los hospitales canarios. “Antes, los recién nacidos con cardiopatías congénitas se trasladaban a la Península, mientras que ahora, estos niños son tratados en Gran Canaria”, subraya Redondo, para remarcar que otra de las patologías que antes eran objeto de traslado y que ahora pueden atenderse en Las Palmas de Gran Canaria son las lesiones medulares.

Por provincias, Las Palmas registró 457 traslados, un 79% del total; y Santa Cruz de Tenerife 124, lo que supone un 21%. Esta disparidad en las cifras obedece a las diferencias en el número de habitantes de las islas no capitalinas de ambas provincias. “Las islas periféricas de la provincia occidental tienen menos población que las de la provincia oriental.
La población de Lanzarote y Fuerteventura supera de largo a El Hierro y La Gomera”, recuerda.

“Cierto es -continúa- que La Palma tiene una población considerable, pero la isla dispone de un hospital general que cuenta con unidades de vigilancia intensiva y varias especialidades”.

Esta circunstancia ha disminuido el cómputo de traslados que antes se hacían a Tenerife. En La Gomera, el avión prácticamente no se utiliza porque su aeropuerto se encuentra en Alajeró, un lugar retirado del Hospital Insular y con un acceso por carretera bastante complicado, “sobre todo, para un paciente con complicaciones”. En esos casos se utiliza el helicóptero.

Referente nacional

“Estamos muy orgullosos de los medios aéreos con los que contamos. En comparación con otras comunidades autónomas estamos mejor dotados, pero que hay que tener en cuenta nuestra lejanía de la metrópoli y nuestra orografía. Eso nos hace tener una gran experiencia en traslados aéreos, por lo que somos referencia a nivel estatal”, celebra Redondo.
Este servicio del avión de soporte vital avanzado del SUC se renueva cada seis años. En este momento el contrato vigente está próximo a finalizar por lo que el Servicio de Urgencias Canario ya prepara la adjudicación de un nuevo concurso.

Alberto Vicente y Antonio Cubas, del SUC. | DA

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Unos sanitarios de mucha altura

El avión medicalizado opera con el objetivo de velar por la vida de los pacientes durante los trayectos entre hospitales. Para ello, está equipado con material sanitario y un imprescindible equipo humano conformado por un médico y un enfermero en cada trayecto.

Un total de 16 profesionales, ocho médicos y ocho enfermeros, conforman el personal aéreo del Servicio de Urgencias Canario, quienes ejercen, indistintamente, en turnos rotatorios, tanto en los dos helicópteros como en el avión. Entre travesía y travesía, el médico Alberto Vicente y el enfermero Antonio Cubas comparten experiencias con DIARIO DE AVISOS.

Alberto Vicente tiene 37 años. Es de Bilbao pero vino a Canarias en 1994 con la intención de hacer la especialidad, y se quedó. Hizo la especialidad en Medicina de Familia, -en España no existe aún la especialidad de Medicina de Emergencias- pero siempre le llamó la atención la medicina extrahospitalaria; de hecho, está vinculado a las emergencias desde siempre. Cuando era estudiante trabajaba en una ambulancia de soporte vital básico, y mientras realiza el MIR ejerce en una ambulancia de soporte vital básico. “Es un mundo muy distinto al que te puedes encontrar en un hospital. Implica el reto diario de salvar vidas, en situaciones límite a las que te enfrentas solo y tú y tu compañero con los pocos recursos que tiene a mano”, apostilla el médico.

Por su parte, Antonio Cubas es de Gran Canaria, tiene 35 años, y es otro enamorado de las emergencias. Relata que durante su formación pasó por diferentes servicios, como la UVI y quirófanos, en los que se atiende de forma intensa a un número reducido de personas en una situación crítica. Confiesa que través de este tipo de servicios descubrió que le gustaba ofrecer la mejor calidad de cuidados a la persona que estaba atendiendo. “Comencé a ver el mundo de las emergencias como una posibilidad de desarrollar mi carrera profesional”, relata Cubas. “En nuestro trabajo nos encontramos con todo tipo de situaciones y de personas. Nosotros les transmitimos la tranquilidad de que van a llegar con seguridad a un lugar donde serán tratadas. Por eso, para hacer este trabajo es imprescindible tener experiencia, conocimientos, y mucha humanidad”, resalta el joven enfermero.
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