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España gana a medio gas

   

Santi Cazorla cae ante Howard, guardameta del equipo estadounidense, durante el encuentro celebrado ayer en el Gillette Stadium de Boston. / EFE

EFE | Boston (EE.UU.)

La nueva ola de España, representada en Santi Cazorla y Alvaro Negredo, paseó su crédito y elegancia por Boston y endosó un claro y rotundo triunfo a Estados Unidos, que se rindió al sobresaliente nivel del equipo que dirige Vicente del Bosque.

Fue un festival de David Silva, de Cazorla y Negredo. También de Xabi Alonso. Ayer capitán Xabi de la selección el día que cumplía 84 partidos como absoluto. Silva dejó un partido memorable. Juega en el Manchester City y pareció Silva mandar un recado a todos los aficionados, recordando a todo el mundo que este año ha sido una de las revelaciones de su liga. Silva jugó a lo grande. Con asociación, en paredes perfectas con Villa, con Negredo, con Cazorla. Un espectáculo, que puso en pie a los miles de españoles, que con camisetas de España y muchas del FC Barcelona, dieron color a las gradas de un estadio que se rindió al equipo español.

Santi Cazorla firmó dos goles hermosos antes del descanso. Los dos a pase de Silva. La conexión entre ambos funcionó. Fue de libro, se entienden con la mirada. Lo mismo que otra fusión interesante, que enseñó Del Bosque al mundo. Esta menos conocida. La unión Xabi Alonso-Negredo. Diseñada en el 0-2, con una línea de arquitecto de Alonso, que vio un desmarque de ruptura de Negredo, sólo apto para mentes de privilegio.

Negredo estuvo certero. Balón que tuvo lo envió a la red o al larguero, como la que dispuso en el minuto 12. España mandó con autoridad, con solvencia, con fútbol de toque, con un 4-3-3 de manual.

Tras el descanso, hubo cambios. Negredo se quedó fuera por precaución. Sufre un pisotón. Salieron Bruno, Fernando Torres e Iniesta.

Estados Unidos no fue ni mucho menos aquel de la final de la Copa Confederaciones, que un año antes del Mundial de Sudáfrica, acabó con aquella racha de España que llevaba entonces 35 partidos sin perder. Entre otros causas, porque España nunca le dejó respirar.

Borja Valero, otra de las revelaciones del año, dejó un pase al hueco de cine a Fernando Torres en el 0-4. Fernando hizo gol. Le hacía falta para olvidar una temporada extraña.