VERÓNICA MARTÍN | GUÍA DE ISORA
Ya la carrera espacial ha quedado atrás. Los niños quieren ser futbolistas y no astronautas. Hay unas personas que han logrado amar la Tierra venciendo su propio miedo. Son los que la han visto desde el Espacio. Desde que Yuri Gagarin viajara por primera vez fuera de la atmósfera terrestre, hace ya 50 años solo 500 personas más han logrado esa hazaña. De ellos, doce han llegado a la Luna. Ahora, miles sueñan con ser los primeros en pisar Marte.
La Guerra Fría llevó, incluso, a acuñar dos términos distintos para una misma labor: Astronautas, para los americanos y cosmonautas, para los soviéticos. Tenían que diferenciarse según los bandos a los que se pertenecía. Unos eran enemigos de otros y, sin embargo, muchos de ellos comparten unos intensos días en Starmus Festival, una iniciativa del investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), Garik Israelian, que culmina mañana viernes con un homenaje a Yuri Gagarin con la participación de Neil Armstrong. El propio Israelian insiste en que el objetivo fundamental de esta actividad es la promoción internacional de la Ciencia y generar cultura científica que promueva que los jóvenes se decanten por estas ramas.
Israelian y su equipo ha logrado reunir en Tenerife a nombres tan imprescindibles de la ciencia como Jim Lovell (el mítico piloto de Apollo 13 que se hizo famoso por la frase “Houston, tenemos un problema”) y también Alexei Leonov, la primera persona que caminó por el cosmos en un paseo espacial de 12 minutos.
La pregunta de ¿qué papel deben jugar los astronautas y los cosmonautas tras sus misiones? Fue una de las ponencias de esta semana a cargo del cosmonauta ruso Sergei Zhukov quien recordó que los astronautas viajaban en representación de la Humanidad. Una clausula que les impuso la NASA para protegerlos jurídicamente es realmente un sentimiento que muchos astronautas y cosmonautas que han participado esta semana en Starmus Festival han mostrado. Zhukov insistió que desde el espacio estas personas “han visto lo maravilloso que es nuestro Planeta y han sentido la necesidad de cuidarlo y conservarlo”. Por ello, el también el miembro activo del Tribunal de Cosmonautas Rusos considera que estas personas deberían tener un papel más predominante en la sociedad internacional. Apuesta porque “tengan participación en algunos órganos de decisión internacional arropados en la Organización de Naciones Unidas” y que, por ejemplo, acudan a zonas con conflictos o desastres naturales tal y como hacen futbolistas o cantantes.
Este cosmonauta recuerda la figura de Gagarin y de que el propio Neil Armstrong dijo que “nos invitó a todos al espacio”.
En su ponencia remarcó todas las características que tenían los hombres y mujeres cuyo trabajo es ir al espacio para que la Humanidad avance. “Deben dejar de ser egocéntricos y egoístas; tienen que ser conscientes de que si enferman, dejan al equipo con un tercio menos de personal y, por ello, deben cuidarse”, explica como ejemplo de las cualidades que estas personas pueden trasladar al resto de la ciudadanía una vez que culminan su misión. Él mismo reconoce que parecen cosas muy sencillas y poco sofisticadas pero revindica el papel que los astronautas pueden jugar en un mundo que aún no ha logrado la pacificación total. “Cuando un astronauta no hace bien su trabajo y deja un tornillo suelto, éste se puede meter en el sistema respiratorio de otro y eso puede ser es fatal”, explica en este encuentro. Por ello, son personas muy conscientes de la importancia del trabajo en equipo y de la propia responsabilidad.
Ante todo ello, lo que solicitan es seguir participando en el sistema, aportando sus conocimientos y valores. Al menos, ese es el mensaje que Sergei Zhukov quiso dejar en Starmus.