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Un búnker con vistas en el HUC

   

El oncólogo Claudio Otón en el HUC. | JAVIER GANIVET

NATALIA TORRES | Santa Cruz de Tenerife

Mil pacientes nuevos cada año y más de 90 tratamientos diarios. Este es el resumen del trabajo que desarrolla el servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Universitario de Canarias (HUC) y detrás del cual se encuentra la tecnología más avanzada. Hace tan sólo diez años eran a penas 300 los pacientes nuevos que se podían tratar anualmente, una década en el que desarrollo que ha sufrido la radioterapia es calificada por el jefe de este servicio en el HUC, el doctor Claudio Otón como “la edad de oro de la radioterapia”.

El Edificio de Actividades Ambulatorias ha permitido además, que la unidad crezca en espacio y en atención al paciente, que ya no tiene que descender a ‘los infiernos’ del edificio principal del HUC, un sótano sin luz natural y sin ventanas, en el que los pacientes debían permanecer aislados para recibir su tratamiento, aumentando la sensación de desasosiego que ya de por sí lleva aparejado el cáncer.

Ahora, las nuevas habitaciones de hospitalización para los pacientes tratados con radioterapia, que siguen siendo un búnker para evitar la salida de radiación, al menos ya no lo parecen. Un muro delante de los ventanales sirve de protección y el paciente ya no siente que está bajo tierra a pesar de estar en la planta – 4.

En el apartado referente a la tecnología, dos aceleradores lineales se encargan de la aplicación de los tratamientos, a los que se une un escáner de simulación y la bomba de cobalto que aún sigue en el edificio principal del hospital, a la espera de tener financiación para su traslado junto al resto del equipo. Las habitaciones son ocupadas durante dos o tres días, “el tiempo que duran los tratamientos con isótopos radioactivos”, explica Claudio Otón, y que son colocados en el quirófano de radioterapia antes de pasar a las habitaciones.

Otón se muestra muy satisfecho por la actual ubicación, “las nuevas habitaciones cuentan con un ventanal que da a un pequeño patio protegido por un muro para evitar la fuga de radiaciones” y así, continua, “lo que se ha conseguido es que los habitáculos no parezcan un búnker aunque lo sean y que el paciente disfrute de luz natural”.

La distribución de los pacientes también ha mejorado de forma que, “los pacientes que están ingresados no tienen que compartir espera con los ambulatorios y así cada uno va por su lado, unos a consulta y otros a tratamiento”.

Pero a pesar de la evidente mejora, la crisis también ha dejado el servicio cojo en cuanto a la incorporación de nuevos aparatos. Son dos los espacios dispuestos para un acelerador de partículas más, “algo más pequeño para procesos más simples” y otro para “un acelerador muy especial, capaz de hacer radiocirugía y tratamientos en una sola sesión”, explica Claudio Otón. Pero los recortes presupuestarios que ha sufrido la sanidad canaria en apenas dos años han dejado “un seguro que sí”, en un “ya veremos”. Aún así el aparataje con el que cuenta el servicio de Oncología Radioterápica garantiza una atención radiológica exclusiva para cada paciente. Como detalla el jefe de la Unidad, “con el acelerador se consiguen no solo mejores resultados sino también menos efectos secundarios porque la radiación está muy localizada”.

Otón pone un ejemplo: “Cuando tratamos la próstata ya la vejiga no se ve afectada como ocurría antes porque con la exactitud que nos da el acelerador podemos no sólo evitar radiar otras partes sino también darle más dosis”.
Precisión milimétrica

El servicio de oncología del HUC dispone de la tecnología más avanzada. | JAVIER GANIVET

El acelerador lineal cuenta con un tubo de rayos X a ambos lados del aparato central que es el que aplica la radiación, “de esta forma puedes o bien hacer una radiografía o incluso un escáner a todo el paciente y comprobar que la radiación está llegando exactamente donde tiene que hacerlo”. Los dos aceleradores con los que cuenta el servicio son idénticos, “así el paciente puede tratarse indistintamente en cada uno de ellos y no estar pendiente de que esté libre el primero en el que se trató”.

La utilidad de esta técnica además permite la aplicación de radioterapia profiláctica, es decir, tratar incluso lesiones que no se ven. “Muchas veces tratamos lesiones que son microscópicas” o que la experiencia dice que pueden estar ahí. “Un cáncer de lengua en muchas ocasiones da metástasis ganglionar, y puede ser que sea tan pequeñita que no se toque ni se vea, de forma que a lo mejor son cinco células las que se han ido, pero como sabemos que la tendencia es irse de la lengua a los ganglios, entonces a veces tratamos la lengua con una determinada dosis y también los ganglios aunque no veas la lesión. Es un tratamiento preventivo”, aclara Otón.

El jefe del servicio de Oncología Radioterápica defiende apasionadamente la evolución de los tratamiento de radioterapia del que dice “es el más rentable a largo plazo” ya que, aunque la inversión inicial es muy alta, “la vida útil de estos aparatos es muy larga y los tratamientos que se pueden realizar con ellos son múltiples”. “Yo tenía envidia de los cirujanos porque ellos veían in situ lo que tenían que hacer. Ahora son ellos los que me tienen envidia a mi porque lo vemos mejor que en el propio quirófano”, confiesa Otón.

La precisión de los tratamientos se consigue gracias a que el servicio cuenta con un departamento en el que los pacientes son calibrados por el equipo de físicos que, una vez obtenidos los parámetros del paciente, los trasladan al equipo de oncólogos para que definan la zona exacta donde se va a aplicar la radiación. “Cuando el paciente entra en la sala del acelerador lineal para recibir el tratamiento, los datos del paciente en ese momento, deben coincidir exactamente con los de la simulación”, explica Otón.

Es el propio aparato el que, mediante un sofisticado sistema de láser, va modificando la situación del paciente hasta hacerlo coincidir con los de la simulación. “Esta tecnología es tan milimétrica que, aunque quisiéramos darle a un botón para iniciar el tratamiento, el equipo no nos dejaría si todos los parámetros no coinciden de manera exacta”, concluye el jefe del servicio de Oncología Radioterápica del Hospital Universitario.