X
tenerife >

Aparcacoches, ¿héroes o villanos?

   
Aparcacoches

Muchos de los clientes de los aparcacoches depositan plena confianza en sus servicios. / FRAN PALLERO

SANTY TORRES | SANTA CRUZ DE TENERIFE

No hace falta ticket. Llegas, aparcas y te vas. A tu vuelta ofreces algo de dinero al que está al cargo y ya está. Esto es algo muy usual en muchos puntos de la Isla. La actividad de los aparcacoches consiste en vigilar el auto durante el tiempo que su dueño esté ausente. Algo tan sencillo como ésto, ha desencadenado toda una corriente crítica en la que muchos ciudadanos se postulan en contra, mientras que otros se muestran favorables al mantenimiento de este servicio.

Las vertientes en contra argumentan que no tienen porqué pagar a nadie por dejar su coche en la vía pública. Las voces a favor defienden que el precio que pagan a estas personas es una ínfima parte respecto al que pagarían en un parking privado.

Testimonios

Aparcacoches

“Nos meten a todos en un mismo saco y pagamos justos por pecadores”. / F.P.

Uno de los lugares más frecuentados por los aparcacoches es en un terreno sin asfaltar cerca de la anterior localización del mercado de La Laguna. De este emplazamiento se encarga por las mañanas Francisco. Él ayuda a aparcar y se hace cargo de las llaves de aquellos que deseen dejárselas. Para Francisco, la mala fama de los aparcacoches es por los que “no respetan a los clientes”. “Nos meten a todos en un mismo saco y pagamos justos por pecadores”, añade. Francisco explica que trabajaba en la construcción, y al quedarse en paro, tuvo que recurrir a este oficio como forma de mantener a su familia.

Otra de las zonas más concurridas por los aparcacoches, son los alrededores del Hospital Universitario de Canarias (HUC). Santana Suárez y Tabares encomiendan su día a día a vigilar los coches de la zona. Tabares también dedicó su vida al mundo de la construcción, pero tras 14 años en esta profesión acabó en el paro. En esta coyuntura, decidió probar en el mundillo de los aparcacoches, al que le dedica unas ocho horas, obteniendo unos 30 o 40 € diarios. Para él, el parking del hospital es “un robo a mano armada”. Tabares explica que es injusto que “encima de tener ir a ver a un enfermo te saquen un ojo de la cara”. Tanto él, como su compañero Santana son conscientes de que hay gente que no les paga, pero dicen que “no hay problema”, porque la mayoría de la gente sí lo hace.

Clientes

Rocío es una de las clientas de estos aparcacoches y para ella “tenía que haber miles como Tabares”. Esta mujer no accede al parking del HUC, porque a su modo de ver es muy caro. Rocío explica que tiene plena confianza en los aparcacoches de la zona.

Candelaria, otra de las usuarias de estos servicios, y argumenta que “son buena gente”. Esta mujer dice que “dejo mi coche con toda la tranquilidad del mundo”.

Si son héroes o villanos , no soy yo el más indicado para juzgarlo. Está claro que hay de todo, y que hay individuos que con malas formas tratan de obligarte a pagar, pero también es verídico que detrás de algunos aparcacoches existen historias y dramas familiares.

[apunte]

Un vacío legal

Jurídicamente hablando, la práctica de los aparcacoches está fuera de la legalidad, pero no aparece recogido como tal de una forma explícita. El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife se acoge a la ordenanza Municipal de Policía y Buen Gobierno. En el artículo 91 (Título III Utilización de la Vía Pública, Capítulo I Uso común y privativo) de la mencionada ordenanza se expresa lo siguiente: “La realización de actividades en la vía pública sin haber obtenido la preceptiva licencia, será sancionada”. Asimismo, queda prohibida la mendicidad, por lo que los que se dedican a obtener un poco de dinero a cambio de este servicio, también podrían ser sancionados según refleja este último precepto.

Por su parte, el Ayuntamiento de San Cristóbal de La Laguna, se rige por ordenanzas bastante similares. La Policía Local, tiene permiso para actuar contra la actividad de los aparcacoches cuando se produce una denuncia por parte de algún vecino. Ésto se refiere a denuncias por coacción, ya que nadie puede exigirte en que le entregues remuneración por un servicio que no has solicitado previamente. En el caso de que los aparcacoches invadan un terreno o propiedad privada, el proceso es algo más complejo. Es preciso que se realice una demanda por parte del dueño del lugar, y, con posterioridad, se abre una investigación para poder comprobar si los hechos demandados son reales o no.

Por lo tanto, el servicio de estos llamados gorrillas no es legal, pero también es cierto que no existe ningún artículo en ninguna ordenanza municipal que mencione específicamente que su actividad puede ser condenada por la ley. ¿Es ilegal? Sí, pero no aparece realmente reflejado en ningún lugar como tal.

[/apunte]