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ANÁLISIS > POR JUAN NUEZ

La ‘pica’ de plátanos

   

Cuando analizamos lo ocurrido en el sector platanero en lo que va de año, uno tiene la misma sensación que con la Supercopa de fútbol: un gran partido empañado por un rifirrafe final.

Y decimos esto porque la primera mitad del año ha sido bastante buena para el sector. Lástima que una decisión controvertida en las primeras semanas del pasado mes de julio tire por tierra esa visión. Una decisión cuyos efectos parece que van a ir mucho más allá de una discrepancia puntual y puede terminar con que una organización de productores -y quizás dos- rompa con la entidad Asprocan.

Entre la semana 1 y la 26 de 2011 se enviaron al mercado peninsular unas 162.000 toneladas de plátano producido en Canarias. Una cantidad bastante inferior a la del año pasado -en que se saturó el mercado-, pero no muy alejada de lo habitual en ejercicios anteriores, aunque también menor.

Esa ausencia de plátanos, combinada con que hasta abril llegaron menos bananas de lo normal, contribuyó a que los precios percibidos por los agricultores estuvieran por encima de lo cobrado en ejercicios anteriores durante el primer trimestre.
En el segundo trimestre, pese a que las importaciones de bananas volvieron a sus niveles normales, continuó la reducción en los envíos de plátanos de Canarias y, como su precio depende más de la cantidad remitida desde las Islas que del volumen y cotización de la banana, los productores isleños continuaron recibiendo una suculenta remuneración por su fruta.
Si esto es lo ocurrido en el primer semestre, ahora vamos a centrarnos en lo que pasó en junio, última mes para los que están disponibles los datos de Aduanas.

En ese mes, se enviaron menos de 20.000 toneladas de plátano de Canarias, mientras que las importaciones de bananas se elevaron a 18.000.

Si descontamos las exportaciones -la mayoría se trata de plátano canario reexpedido hacia Portugal-, la cuota de mercado de la banana en la Península se elevó por encima del 50%, una cuestión que es, cuando menos, preocupante, más si observamos que en el conjunto del año se sitúa por encima del 40%.

En esas circunstancias, la de falta de plátano de Canarias en los mercados y sus buenos precios, es cuando me surgen algunas preguntas respecto a la decisión de picar durante esas semanas de julio.

¿Tan difícil era defender cinco millones de kilos sin que los precios se desplomasen? ¿Y cuatro millones sí podían defenderse? De la calidad de la fruta enviada, lo mejor es no hablar.

Por otra parte, ¿no hubiese merecido la pena enviar toda la fruta para no regalar más cuota a la banana, pese al menor precio que se obtendría, dado el buen año de ingresos que llevamos?

¿No es mejor pensar que el año tiene 52 semanas y que hay que estar bien las 52, y que lo ganado en unas puede compensar lo peores precios en otras?

Juan Nuez es Economista