X
POR QUÉ NO ME CALLO > POR CARMELO RIVERO

La puerta secreta

   

Limitar el apelativo de Viejo Mundo a la Eurafrasia precolombina, cuando es el mundo, globalmente, el que está viejo, víctima de una progeria acelerada de origen económico, ya no tiene sentido. Un mundo achacoso que no encuentra salida a la crisis. Desde Tenerife me llegan emails de desolación ante el pesimismo por las últimas incidencias económicas. “Lo mejor es tomar distancia”, determina uno de ellos. Así que, hallándome del lado del Nuevo Mundo que vio venir al Almirante procedente de La Gomera, albergo una lejana esperanza, acaso ficcional -aquí, al Sur, nació el realismo mágico-, de que exista una salida a la ignominia de esta hecatombe.

A la vejez del mundo se añaden los lobos: los mercados. Pero la crisis, más feroz que el cambio climático, no es un cuento (ni siquiera de los hermanos Grimm, que pondrían un final feliz), si bien los mercados sí son lobos (fondos) de inversión, de pensiones o deuda soberana y los despiadados hedge funds, pronto huérfanos de su gurú, George Soros, que se retira tras décadas de Popper y capitalismo buenista, con evidentes sombras. Los ataques enfurecidos de los mercados a España e Italia (crean una tendencia falsa con la que especular) te meten o te sacan de su dédalo favorito: las primas de riesgo, con las que se enriquecen bellacamente a costa del miedo ajeno.

Un apocalipsis repugnante, en tanto los políticos demócratas no están a la altura y siembran dudas sobre su capacitación, sin lideres, ideas ni ganas (el último en desistir es Zapatero), para dar con la salida. Las verdades reveladas a raíz de la crisis son como cadáveres que salen a flote. La política se confiesa destronada por la banca, los mercados y las agencias de calificación (cómplices necesarias, ahora contra EE.UU.). Los organismos internacionales, una sarta de inútiles, fingen como timos, con cargo a presupuestos extravagantes. Partidos, sindicatos…, a la baja, celebran la falacia del sistema.

Con EE.UU. bordeando el default y degradada la solvencia, y la UE sin aire para el euro, el modelo de sociedad abierta predispone a otras más cerradas (la China que viene), que no necesitan discutir tanto. ¡Qué negocio hemos hecho! La caricatura rápida de Obama encanecido confirma la tesis de partida: mundo viejo, demonio nuevo (de la burbuja a la bola de nieve). Pero existe, estoy seguro, una puerta secreta del mundo para salir de este infierno.