X
HISTORIETA

Cierra Kiss Comix, la mejor revista erótica española

   

MANUEL DARIAS | SANTA CRUZ DE TENERIFE

Hagamos un poco de historia. En 1979, José María Berenguer (Barcelona, 1944), con el padrinazgo de José Toutain (Barcelona, 1932-1997), historietista, editor y agente, posiblemente uno de los máximos talentos polifacéticos que haya dado el tebeo nacional, funda Ediciones La Cúpula.

La nueva empresa sale al mercado con una revista rompedora, El Víbora. En esta audaz publicación, Berenguer reúne lo más selecto del entonces pujante cómic contracultural patrio. Autores como Nazario, Gallardo, Mediavilla, Pons, Max y Pamies revolucionaron el arte del globo y la viñeta, pulverizando todo tipo de prejuicios y estereotipos, además de escandalizar a la sociedad conservadora de entonces, para convertirse finalmente en incisivas puntas de lanza del modernismo tebeístico español.

En 2005, la vigorosa crónica de la emblemática cabecera se cerró fatalmente con el número 299-300, un guarismo doble que explicitaba su indudable éxito. No obstante, la época que había contemplado la gestación de El Víbora había cambiado de una manera drástica y la perfecta fórmula inicial, lamentablemente, se había tornado desfasada en el tiempo.

En 1991, animado por el éxito de El Víbora, Berenguer lanza una nueva revista “con el ánimo de ser una publicación que celebra y normaliza el sexo en una sociedad como la española”. Se trata de Kiss Comix, una cabecera para adultos especializada en el género erótico, a la que arropa con una agradable categoría formal, presentando en sus páginas tebeos de una calidad muy superior a los que otras revistas de la competencia ofrecían por entonces. El citado magazine, de periodicidad mensual, tiene una notable aceptación por parte del público, llegándose a vender unos treinta mil ejemplares por número. Por las páginas de Kiss Comix pasan historietistas consagrados como Solano López, Ferocius, Kevin Taylor, Noé, Chiyoji Tomo, Frank Thorne, Marcelo Sosa y Von Gotha, entre otros muchos, y se foguean autores noveles que, más tarde, consiguen una merecida notoriedad, como Paco Roca, Jordi Bayarri, Sergio Bleda, Mónica (José Calvo), Man y Rubén del Rincón, por citar tan sólo a unos pocos. La popularidad de la revista hace que Berenguer, con ediciones adaptadas, pruebe fortuna en los mercados francés y estadounidense, denominando cada publicación con los títulos de La Poudre aux Rêves y French Kiss Comix, respectivamente.

Lamentablemente, al igual que anteriormente sucediera con El Víbora, los gustos de los nuevos lectores y la vigente pugna entre los viejos y los modernos medios de comunicación de masas, como internet y sus páginas eróticas gratuitas, deja a Kiss Comix sin alternativas para subsistir en el proceloso mercado actual. La caída de ventas en los últimos cinco años, pasando de veinte mil a seis mil ejemplares al mes, propicia finalmente su cierre en el número 239, cifra demostrativa de una longevidad extraordinaria.

Un apunte final

En un artículo recientemente escrito por Hernán Migoya para El Mundo, el que antaño fuera el primigenio cerebro de la revista desde su puesto de redactor jefe, se queja de la crítica española en los siguientes términos: “Los eruditos que consideran que el cómic porno (y el de Kiss era el mejor) no está a la altura de los demás géneros son tan prejuiciosos e injustos como los que ignoraron a Purita Campos durante tres décadas porque Esther y su mundo era “cómic para chicas”. Por el trabajo de Pablo, por el trabajo de todos los autores que pasaron por Kiss, para que no sean siempre letra pequeña o tinta invisible en los análisis teóricos o sólo se escriba de una revista como ésta cuando deja de publicarse, creo que merece la pena romper una lanza a favor de esos veinte años de historietas, algunas de ellas fabulosas”. Amigo Hernán, borra de este reproche a los miembros del jurado de los Premios DIARIO DE AVISOS ya que, en los años 1992, 1997 y 1998, el galardón “a la mejor revista” que concede esta distinción decana del tebeo español fue, precisamente, para Kiss Comix.

Una publicación que, lo diré para terminar, siempre fue de mi agrado.