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Angela Merkel se reencuentra con sus bases en el Congreso federal de la Unión Cristianodemócrata (CDU)

   

EFE | Berlín

La canciller alemana, Angela Merkel, buscará mañana el reencuentro con sus bases en el Congreso federal de la Unión Cristianodemócrata (CDU), el partido que preside desde 2000, apuntalada en su imagen de líder aparentemente inmune al desgaste que sufren otros colegas, dentro y fuera de Alemania.

Leipzig, la ciudad del este del país donde Merkel recibió ya en 2003 el espaldarazo de los suyos -entonces como líder de la oposición-, acogerá un congreso centrado en cuestiones como la implantación de un salario mínimo y la educación, pero en el que se evaluará también el desempeño de Merkel en la crisis de la eurozona.

La cuestión del salario mínimo -hasta ahora inexistente en Alemania, salvo en algunos sectores- divide a las bases de la CDU. La propia canciller avanzó, previo a la apertura del Congreso, que cuenta con una eventual derrota de su propuesta.

Merkel defiende una fórmula no unitaria y orientativa de salario mínimo -condicionada a especificidades regionales y sectoriales-, atendiendo entre otras cosas a las diferencias entre el este y el oeste del país, más de veinte años después de la unificación.

La mera mención de la introducción de un salario mínimo, aunque sea orientativo y no interprofesional, provoca el rechazo de sus socios, el Partido Liberal (FDP), y divide a la CDU entre quienes comparten esa aversión y quienes consideran que la propuesta se queda corta.

Merkel cuenta con que la moción defendida por ella pueda salir derrotada en Leipzig -”estas cosas pasan en los congresos”, dijo-, lo que en el fondo sería un mal asumible para su imagen de líder sólida, en comparación con las vicisitudes que viven otros dirigentes.

La canciller parece haber superado el impacto de las derrotas en serie de su formación en las sucesivas elecciones regionales celebradas este año.

Su coalición -formada por la CDU, su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) y el FDP- perdió el poder en varios “Länder” -entre ellos, el industrioso Baden-Württemberg-, mientras la oposición roji-verde apuntaló su mayoría en la Cámara Alta (Bundesrat).

Pese al desgaste derivado de esas derrotas y a la pésima situación del FDP, al que los sondeos colocan ahora en porcentajes propios de una formación extraparlamentaria, Merkel está ahora en un buen momento.

Un 56 % de los alemanes aplauden su gestión frente a la crisis de la deuda, según la encuesta semanal de la segunda cadena de televisión pública, ZDF, lo que supone un claro aumento frente al 45% que la valoraba positivamente un mes atrás.

Otra encuesta, del semanario “Stern”, apuntaba a que un 39 % de los alemanes vería con buenos ojos que Merkel fuera reelegida para un tercer mandato, algo extraordinario en estos momentos de relevo en serie entre algunos de sus socios europeos.

Merkel ha recuperado credibilidad en cuanto ha dejado de estar en situación de campaña electoral permanente y ha podido concentrarse en su papel de líder “global” -a escala europea e internacional-, según los analistas.

Su socio de coalición, en cambio, sigue sin levantar cabeza, por mucho que su líder, el ministro de Economía Philipp Rösler, llamase a sus filas a dejar atrás las lágrimas y a trabajar por la recuperación, al término del congreso del FDP celebrado este fin de semana en Fráncfort.

La persistente mala posición del FDP ha convertido en debate recurrente la posibilidad de que Merkel abandone a sus socios naturales para regresar a la fórmula de su anterior legislatura, una gran coalición con los socialdemócratas, o incluso opte por aliarse con los Verdes, fórmula inexplorada a escala federal.

Por lo pronto, Merkel ha ratificado que no está cansada de gobernar y que está decidida a luchar por su reelección en las próximas generales, previstas para 2013.

“Debo decir que me sigue gustando este trabajo. Y cuando se está a gusto en campaña electoral no es sorprendente que se diga, además, que es mejor gestionar que estar en la oposición”, afirmó esta semana, en su habitual mensaje por vídeo a la ciudadanía.