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opinión > por Jesús de Leon Rodríguez

Descansa en paz Romerito > Jesús de Leon Rodríguez

   

Hoy me he despertado en mi ciudad actual (Sevilla) con la que probablemente sea la noticia más triste que he tenido en lo que va de año, y no es otra que la del fallecimiento de don Francisco Romero Cabrera, el tan querido por todos y llamado Romerito. Un tipo especial, afable, cariñoso, honesto como pocas personas he conocido en mi vida y toda una fuente de energía vital para quienes tenían la suerte de compartir un ratito con él.

Mi pasión por la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, se la debo a la persona más especial que ha existido en mi vida, mi padre, Don José Andrés De León Hernández (Alias “El señor Marqués de las cañas”). Él fue quien me paseó por las calles de nuestra capital cuando era un crío, conocedor de todas las historias de cuantos por ellas caminaban, y quien me llevó las primeras veces al Heliodoro Rodríguez López a convertir mi alma en la de un sufridor blanquiazul.

En una de estas andanzas tuve la enorme suerte de conocer a Romerito. Un señor de cerca de 80 años que enseguida me conquistaría por su pasión por nuestra ciudad, y por su manera simpática de referirse a las realidades que nos rodeaban, y tanto él como yo (que por aquel entonces podría tener unos 18) hicimos amistad y formábamos coloquios y charlas sobre una de nuestras mayores pasiones, el C.D.Tenerife. Mi padre disfrutaba en silencio, sentado en una mesa, siendo el tercero en discordia en largas conversaciones donde apenas participaba, viendo a su amigo de siempre debatir apasionadamente con su hijo. Tanto Romero como yo éramos Javieristas (defensores de Don Javier Pérez y Pérez) hasta la médula y disfrutábamos viendo que nuestro querido Tenerifito era uno de los equipos grandes de España. Esos momentos compartidos en torno a una mesa no tienen precio y quedarán en mi memoria para siempre.

Mi padre nos abandonó el pasado año, sin avisar y dejando una huella enorme en el corazón de ese chaval que hablaba con tanta pasión con Romerito, huella que hoy vuelve a ser ocupada por quien era uno de sus mejores amigos, compañero de andanzas , y casi como mi tercer abuelo.

Ayer, nuestro Tenerife ganaba 1-0 con absoluto desmerecimiento, jugando fatal y haciendo poco más o menos que el ridículo en casa. Muchos aficionados se preguntan cómo es posible que se haya ganado un partido donde el rival te ha metido un meneo de aquí no te esperes.. Pues bien, ahora me lo explico. El gol y los paradones de ayer no los hicieron Perona y Aragoneses, los hizo Romerito.

Descansa en paz amigo, y no te preocupes por nuestro Tenerifito. Las nuevas generaciones nos quedamos por aquí para cuidarlo. Dale un abrazo al viejo de mi parte

Jesús de Leon Rodríguez, redactor de Zonablanquiazul