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opinión > Tomás Cano

El juego > Tomás Cano

   

La dama de picas significa malevolencia secreta. En los días de lluvia se solían reunir a menudo. Y -¡que Dios les perdone¡- apostaban a cien la jugada. Y a veces ganaban, o apuntaban con tiza las deudas, para que el tiempo las borrara. De este modo ocupaban, en los días de lluvia, su tiempo”. Estos versos de Pushkin reflejan el juego de muchos en nuestro sector, para qué dar nombres. Amargo sabe el pan ajeno. Nadie en el sector los acusa, ¡cobardes!, en cambio a otros se les machaca y se les acusa de todos los males de éste, no por defender razón, si la hay, sino por odio y envidia. Yo les digo a todos ellos: vale, ya me habéis vencido y me entrego. Pero también tú, hombre de lengua quebrada, estás muerto desde ahora… Muerto para el mundo, para el cielo y para la esperanza. ¡En mí existías y, al matarme, ve en esta imagen, que es la tuya, cómo te has asesinado a ti mismo¡ ¿Qué decir de ella? ¿Qué decir de la torva conciencia de ese espectro en nuestro camino? Me queda el consuelo de amar todos los momentos que me ha dado este sector, momentos felices, ya que me sirven de fino colchón para la vejez.