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Soria y el reto de la energía en Canarias > Manuel Iglesias

   

El nombramiento de un ministro canario siempre es bueno para las Islas, siquiera porque se sienta en la mesa del Consejo una persona que puede opinar con cercanía a la realidad insular de los temas que se traten relativos al Archipiélago. En el caso de José Manuel Soria, este conocimiento se intensifica por haber sido vicepresidente del Gobierno autonómico y responsable de un área de la importancia de Economía y Hacienda que a través de de la redacción los Presupuestos Generales tiene una visión global de todos los departamentos.

Aunque en un principio su nombre se asociaba en algunos cenáculos políticos con la cartera de Fomento, que es una de las de gran peso por ser la eminentemente inversora, con multimillonarios presupuestos aún en estas épocas de vacas flacas, finalmente fue la ya conocida de Industria, Energía y Turismo.

Se ha hecho mucho énfasis en la importancia que reviste que sea titular nacional de un apartado como el turismo, que tanta relevancia tiene en Canarias y donde muchas de las acciones poseen efectos inmediatos y a corto plazo, pero hay otro apartado en el que la tarea puede tener consecuencias trascendentales para el Archipiélago más allá de las coyunturas.

Me refiero a las energías. Canarias tiene una terrible dependencia energética exterior, con un suministro arriesgado en el sentido de que las circunstancias geopolíticas en algunos lugares pueden alterar o encarecer la continuidad necesaria. Por eso le interesa diversificar en sus fuentes de combustibles, con centrales de ciclo combinado, las plantas gasificadoras para el uso de gas natural, etcétera. Y, por supuesto, en destacado lugar en la investigación y el aprovechamiento en crecimiento constante de las energías naturales, un campo en el que se han realizado en todo el mundo importantes avances, pero en el que las Islas deberían ser pioneras, como lo han logrado ser en el aprovechamiento de las aguas para el riesgo cuando casi sólo los israelitas se ocupaban de ello con su proyecto de lograr hacer cultivable el desierto.

Y está también, claro está, la cuestión de la posible explotación petrolífera en aguas del entorno canario-marroquí, que es un asunto polémico, que no sólo tiene un choque de intereses, sino también se trufa con las reclamaciones saharauis, lo cual da un panorama complejo. José Manuel Soria se ha proclamado partidario de la explotación de los posibles yacimientos, de manera que su actual ubicación como uno de los principales responsables del tema, puede generar movimientos al respecto, aunque el tema contiene importantes discrepancias entre las fuerzas políticas y en los grupos sociales como los ecologistas.

Poner a Canarias plenamente como avanzada de una planificación energética suficiente y con garantías de suministro, es un tema distinto de las hipotéticas explotaciones petrolíferas, pero ambos obviamente son relevantes para nosotros. Los dos son con asuntos que requieren un largo recorrido en su desarrollo y en las gestiones y el tiempo, pero tal vez serían algunos de los que marcarían el éxito histórico de un político para un territorio del que hace muy poco aspiraba a ser presidente.