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Un ‘pulmón’ natural en el centro de la ciudad

   


REPORTAJE FOTOGRÁFICO DE MOISÉS PÉREZ

ENRIQUE TOSTE | Puerto de la Cruz

Justo en medio del municipio de Puerto de la Cruz se puede encontrar el verdadero baluarte de la ciudad, el Parque Taoro, que con el paso de los años se ha ido levantando en un verdadero promontorio. Turistas, deportistas y personas que salen a pasear con sus mascotas se reúnen cada tarde en un espacio que se ha convertido en un punto de encuentro de amantes de lo natural. No obstante, son son los que lamentan la falta de mantenimiento del Parque Taoro.

Este recinto, que tiene una superficie de unos 100.000 metros cuadrados, está construido en un malpaís al que debe su anterior nombre: Monte Miseria. Esta curiosidad geográfica le permite ser un lugar en el cual se puede divisar de la mejor forma posible el municipio gracias a un amplio mirador.

Este parque fue el primer jardín de Puerto de la Cruz proyectado en el siglo XIX. Allí también se ubicó el mítico Gran Hotel Taoro, primer gran hotel de España. Desde que abrió sus puertas, el 22 de diciembre de 1890 con 217 habitaciones, Puerto de la Cruz pasó a ser de forma memorable un verdadero ejemplo dentro del turismo canario. Incluso muchos fueron los famosos que se alojaron en este lugar, entre ellos, Agatha Christie en 1927. Años más tarde, el hotel se convirtió en un Casino que en XXX fue trasladado al Complejo Costa Martiánez.

Este parque público abarca una amplia área natural repleta de frondosos árboles de todo tipo: laureles de india, cedros, eucaliptos, araucarias y árboles frutales diversos, que se divide en los Jardines de la Atalaya, los Jardines del Casino y el Camino de la Sortija. Esta última zona debe su nombre a las carreras de sortijas a caballo que organizada en el siglo pasado la colonia británica afincada en Tenerife.

La Atalaya es la zona más frondosa y mejor acondicionada para el paseo de aquellas personas que quieren disfrutar de una estampa de ocio y de descanso. Está rodeada de agradables senderos y escalinatas que discurren entre grandes fuentes y cascadas que sirven para que los enamorados y recién casados puedan guardar un grato recuerdo.

Justo en medio del utilitario parque se encuentra la única iglesia Anglicana que hay en la ciudad, que se ha convertido en lugar de peregrinaje para todos los extranjeros que viven en el norte de la Isla. Cada domingo se puede disfrutar de un curioso mercadillo, de carácter benéfico, en el que las familias venden llamativos productos. No solo por el ocio y las vistas acceden cada tarde los visitantes al lugar. Muchos de ellos utilizan los numerosos senderos para prepararse físicamente realizando footing y duros entrenamientos, igual que los bancos y escaleras que hay en el lugar.

En este sentido, los deportistas echan de menos elementos para realizar este tipo de ejercicios.

Con el objetivo de dinamizar la zona, el Ayuntamiento adjudicó hace unas semanas la cafetería ubicada en el parque a un grupo de jóvenes emprendedores que, encabezados por Patricia García Galán, pretenden dar vida a este popular lugar.

Con ello se intentará rememorar aquellos años donde cada tarde numerosas familias disfrutaban de unas horas de recreo, jugando y tomando un refrigerio.

Un pulmón en la ciudad que permite que personas de todas las edades se agolpen cada día a disfrutar de un paraje que ensalza tranquilidad, armonía y fundamentalmente, la belleza paisajística de la ciudad de Puerto de la Cruz.

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LO MÁS NEGATIVO

Falta de aseos públicos. Muchos de los asiduos al Parque Taoro piden al Ayuntamiento aseos públicos, ya que el único baño que se encuentra en el interior del recinto se localiza junto al bar, de modo que para su uso se requiere una consumición.

Glorietas desubicadas. La mayoría de los visitantes diarios son deportistas que utilizan los diversos senderos para entrenarse. Sin embargo, éstos se quejan de la falta de mantenimiento de los mismos. Al igual que de las alcantarillas y glorietas sueltas y mal colocadas que pueden dañar a quien practica actividad física.

Mala iluminación. A partir de las 19.00 horas, cuando empieza a anochecer, el lugar se hace intransitable ya que las luces de las farolas no se encienden hasta las 20.00. Los perjudicados son, principalmente, los deportistas.

Perros sueltos. Tanto dueños de perros como simples visitantes que disfrutan de un paseo reclaman una zona específica dentro del parque para los animales, con el fin de que éstos puedan disfrutar libremente de unas horas de distensión sin miedo a que la mascota pueda salir detrás de un corredor.

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