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Carisma y pasión

   

Cristo ejerce como segundo entrenador del Tenerife B. / PÉDRO PÉREZ

Cristo ejerce como segundo entrenador del Tenerife B. / PÉDRO PÉREZ

AGUSTÍN LORENZO | Santa Cruz de Tenerife

Cristo Marrero se inició en el fútbol en las categorías inferiores de la UD Las Zocas y pasó por todos los equipos de su estructura. A los 16 años debutó con el primer equipo, en Primera Regional, participando en siete partidos. Luego, en su primer año de juvenil, se integró ya con el primer equipo, con el que consiguió el ascenso de Primera a Preferente.
“Fuimos segundo en la liga regular, y nos jugamos el derecho a la superior categoría en una promoción frente al Portezuelo, al que vencimos en los dos encuentros”.

Jugó cuatro temporadas seguidas en Preferente, ascendiendo en la última campaña a Tercera División, “quedamos subcampeones de la provincia y jugamos la promoción frente al Unión Marina. Ganamos en Gran Canaria uno a dos y cuatro a cero en Tenerife”.

Participó con Las Zocas en su primera campaña en nacional, temporada 2000-01, salvándose en la última jornada frente al Doramas. “Ese año quedé entre los máximos goleadores”.

Cristo Marrero en su última etapa como jugador en Las Zocas. / P.P.

Cristo Marrero en su última etapa como jugador en Las Zocas. / P.P.

Al finalizar la temporada, fichó por el Club Deportivo Tenerife para la campaña 2001-02. “Julio Durán era el entrenador del filial y Felipe Miñambres el director deportivo. Ellos son los que hacen las gestiones para que yo vista de blanquiazul”.

Jugó los dos primeros partidos, y en la segunda jornada, frente al Agaete en el estadio, en el histórico (10-1) marcó tres goles, pero en la última jugada sufrió una rotura del cruzado de la rodilla. “Ya entrenaba con el primer equipo, que tenía de técnico a Pepe Mel, y esa semana convocaron a Acorán y fui yo el que bajé al filial”. “Me recuperé, llegando a tiempo para los últimos partidos de liga y también para la final de la Copa Heliodoro, donde vencimos al Tenisca”.

En su segundo año en el filial, 2002-03, quedaron terceros y jugaron liguilla de ascenso a Segunda B, siendo el Vecindario el premiado. Igualmente se volvieron a proclamar vencedores en la final de la Copa Heliodoro, esta vez frente al Valeriana.

En la siguiente campaña, ya como jugador del primer equipo, temporada 2003-04, “firmo mi primer contrato profesional y permanezco en el Tenerife hasta el ascenso a Primera División, temporada 2009-10”.

El Sur

“En ese equipo tengo a mis mejores amigos. Es mi barrio, el campo lleva el nombre de mi hermano. Las Zocas es mi vida, es el equipo que me vio nacer”, comenta Marrero. “He disfrutado mucho en ese equipo. Desde pequeño me inicié con entrenadores de Las Zocas, y siempre ha sido más que un equipo”.

La opinión de Cristo es clara sobre Las Zocas: “Sería difícil mantenerse en la dinámica deportiva tan positiva que lleva el equipo si no hubiese un compromiso de todo el barrio. 700 habitantes que llevan al equipo en su corazón, que trabajan para él todos los días, a todas horas. En el barrio, lo más importante es el equipo”.

Blanquiazul

“Con los blanquiazules estuve ocho temporadas, dos en el filial y seis en el primer equipo, ya como profesional. Para mí, como futbolista, sobre todo en mi último año, ha sido lo más grande que he vivido. Subir a Primera División, cómo se volcó la Isla con el equipo, cómo lo vivió el aficionado. Fue algo inmenso”.

Finalizada su etapa como jugador del CD Tenerife, Cristo Marrero fichó por el Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. “Allí estuve dos años. El primero muy bien, jugando todo el año, finalizando la temporada en la cuarta plaza, lo que posibilita disputar la fase de ascenso a Segunda A. Y la segunda campaña no tan bien. El equipo finalizó quinto, a las puertas de la liguilla”

Despedida

“Mi último año de futbolista quería jugarlo en el equipo de mi barrio. Estaba Toni Ayala de entrenador y fue una experiencia bonita, pues pude retirarme en casa, con mis amigos, con un gran apoyo por parte de todos.

De la época en la que yo jugaba, aún queda Cherre, que aunque era juvenil, ya entrenaba y participaba con nosotros.
Incluso jugó el partido del ascenso a Tercera. Facundo, que era el entrenador, tiene a sus hijos jugando, que son Jairo y Noel, y ya no queda ningún jugador más de la época del ascenso.”

En la actualidad Cristo ejerce las funciones de segundo entrenador en el Tenerife B.