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Volvimos – Por José Antonio Pérez

   

Se consiguió y ha sido en poco tiempo pese a los malos augurios y la enorme presión. Ya estamos otra vez en 2ª A y reingresamos en el fútbol profesional, el estatus adecuado para una entidad de la categoría de nuestro Club Deportivo Tenerife.

Si en dos años se bajó vertiginosamente desde Primera a Segunda, y luego al pozo de Segunda B por una cadena de errores y porque la suerte no nos acompañó, ahora hay que convenir que se recupera la categoría de plata en solamente dos temporadas porque se ha acertado en la reconstrucción urgente que requería este proyecto, desde la gestión a la planificación deportiva sin olvidar la suerte siempre necesaria. Justo es reconocerlo porque no es normal, pese a que las mentes sesudas se puedan empeñar en lo contrario, que un equipo en curva descendente recupere estabilidad y enderece el rumbo. El Tenerife lo ha hecho en poco tiempo.

Tras aquel inesperado descenso de 2ª A a 2ª B, la adaptación a la categoría fue dura y costó mucho esfuerzo recomponerse porque los cimientos resultaron muy dañados en todos los sentidos. Una temporada, la pasada, en la que se consiguió meter cabeza en la promoción de ascenso a 2ª A, fue considerada fracaso pese a que el equipo rozó el ascenso. De hecho lo perdió en el último partido tras superar varias eliminatorias. Yo personalmente no lo consideré un fracaso en el sentido estricto de la palabra. Pese a que el equipo no inspiraba demasiada confianza, lo luchó hasta el último segundo y no tuvo la suerte necesaria ante la Ponferradina.

Pero peores fueron los presagios al inicio de esta campaña y para ello basta con tirar de hemeroteca y recuperar aquellos instantes en que la plantilla hubo que rehacerla prescindiendo de jugadores con nombre e intentando incorporar hombres. Eso y el ascenso del amigo Quique Medina desde el banquillo del primer equipo al que llegó desde el filial para irrumpir en la dirección deportiva pareció desmoralizar a muchos, pero fue la chispa que hacía falta para activar la maquinaria del retorno inmediato. La directiva, acuciada por las necesidades económicas, tiró de la casa y promovió un equipo con señas de identidad desde los despachos hasta el propio césped donde se peleó de principio a fin un proyecto que fue creciendo sin parar desde el comienzo hasta el final. Quique tuvo carta libre, como tenía que ser, y trajo a quien consideraba el mejor para el banquillo: Álvaro Cervera, a quien conocía desde la infancia. Junto a él, diseñó un grupo que hiciera un buen vestuario y que tuviera hambre de éxito, al mismo tiempo que consiguiera identificarse con la afición y se involucrara con la necesidad de conseguir el ascenso lo antes posible. En realidad se quería subir ya, aunque de puertas afuera se proclamara que lo intentarían y que sería lo antes posible. Se acertó de pleno y hay que felicitar a todos, a la gran familia del CD Tenerife, pero especialmente a quienes desde dentro han conseguido sacarnos de este pozo que es la 2ª B.

Si se criticó a Miguel Concepción por los dos descensos consecutivos, es justo elogiarlo ahora por poner cordura en el proyecto de recuperación de la categoría. Con él, a su junta directiva y los distintos estamentos del club, porque la armonía es siempre deseable para que todo salga a pedir de boca pese a las apreturas. En la oscuridad, gente que sabe mucho de esto, como el injustamente criticado Juan Amador, gerente del club, como Nacho Abad, el secretario general, como Quique Medina, director deportivo, que no solamente formó un gran primer equipo sino que ha sentado las bases de un futuro positivo para nuestra cantera con la labor de Sesé Rivero y su equipo de colaboradores en los filiales, que siguen trabajando pese a la incomprensión de algunos sectores del entorno futbolístico tinerfeño.

Ellos y todos los que forman parte del club merecen el reconocimiento a una labor bien hecha que esperamos tenga continuidad la próxima temporada.

No seré yo quien diga que hay que subir a Primera ya, pero reconozcamos que siempre se puede luchar por mejorar y no hay que dejar de ser ambiciosos. Que se lo pregunten, por ejemplo, a la Ponferradina que sigue ahí, luchando por subir a Primera después de haberlo hecho desde 2ª B unos meses antes.

Ahora toca disfrutar y mucho. La situación global ofrece pocos motivos para la alegría y el deporte es uno de ellos. El fútbol nos devuelve lo que nos quitó y nos impulsa la ilusión y la autoestima que muchos tinerfeños habían perdido. Ojalá sea el comienzo de un futuro aún más prometedor.

De entrada, proclamo a los cuatro vientos mi bienvenida a la Liga Adelante y, a propósito, como rezaba la letra del himno blanquiazul, “Adelante sin temor a la meta final”.

Felicidades para todos. A la segunda oportunidad…

¡Volvimos a 2ª A!