Noticias – Por Juan Carlos García

Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que durante los meses de agosto era preciso tirar de imaginación en la redacción de los periódicos para ofrecer a los lectores noticias que abrieran su voraz apetito. La tele, con sus imágenes; y la radio, con sus sonidos, eran otro cantar. Se recurría a lo que se vino a llamar “serpiente de verano”. La escasez de acontecimientos de calado en la época del estío se dilataba tanto que era inevitable aferrarse a todo aquello que pudiera ser de interés para el lector de periódicos. Se trataba de noticias irrelevantes o inverosímiles con tal de llenar las páginas. Noticias forzadas y alargadas durante días. Hasta los más estudiosos encajan esta práctica como un verdadero género periodístico. Hoy en día pudiera parecer que con la eclosión del periodismo on line y la avalancha de redes sociales no hiciera falta mirar hasta debajo de las piedras para hallar la tan ansiada “serpiente de verano”. Sin embargo, aun no siendo un lector habitual de los diarios en la web, ni usuario de las redes sociales, este agosto, estimado lector, la actualidad de lo que ocurre en el mundo, en España y en Canarias es de tal relevancia que sobrepasa lo insospechado. Gibraltar y su política de hechos consumados. Marruecos y sus indultos. Estados Unidos y su alerta global antiterrorista. El papa y sus mensajes. El Fondo Monetario Internacional y la bajada de sueldos en España. El fútbol alemán y su supuesto dopaje. La política española y su corrupción. Mallorca y sus presencias y ausencias veraniegas de miembros de la casa real. Las comunidades autónomas y sus deudas públicas. Galicia y su situación traumática tras el accidente ferroviario. El ministro Soria y las prospecciones petrolíferas. El Gobierno canario y su controvertido borrador del Plan de Salud. La Refinería y su no menos polémica paralización temporal. No existe la temible sequía informativa. En estos tiempos de crisis la aciaga situación socioeconómica de miles de hogares canarios sigue siendo la noticia primordial y no debiera dejar resquicio alguno para el desaliento y la desidia de las administraciones en estos días de agosto.