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Nos toman por tontos – Por Fermín Bocos

   

Qué tiempos aquellos cuando había dinero hasta para despilfarrar en los chafarrinones firmados por Miquél Barceló en la Capilla Sixtina de la ONU en Ginebra! 20 millones costó la broma. O en el inenarrable Pabellón de España en la Bienale de Venecia de hace cuatro años. Por no hablar del tinglado portuario alquilado a precio de oro por la Generalitat de Cataluña en tiempos del tripartito para mostrar a los venecianos las dudosas glorias de la Barcelona de principios del siglo XX. Sí, hubo tiempos, no tan lejanos, en los que con cargo a los Presupuestos -”dinero de todos, dinero de nadie” según el decir de una ex ministra de cuyo nombre mejor no acordarse-, en España los gobernantes tiraban el dinero sin tino ni tasa. Zapatero cargaron la millonada que costó la cúpula de Barceló a la partida de Fondo de Ayuda al Desarrollo y se quedaron tan anchos. En tiempos de Aznar también le cargaron a las cuentas del Estado el dineral (02,3 millones de dólares) que cobró un despacho de abogados de Washington para intentar conseguir una Medalla de Oro del Congreso de los EE.UU. En Valencia se gastaban lo que no estaba escrito en obras faraónicas y carreras de coches y, pese a que por el camino se iban filtrando noticias de corrupciones, al grueso de los votantes les deba lo mismo. A los amigos se perdona todo. Todo y más, como sucedía en Andalucía dónde a pesar de que se evaporaban millones y más millones repartidos de manera fraudulenta en ERES y comisiones sindicales, siempre volvían a ganar las elecciones los mismos. Por no hablar de Cataluña donde la gente asistía callada al despilfarro de caudales invertidos por la Generalitat. Así funcionaba la España del cambio de siglo: tirando la casa por la ventana. Hasta que llegó la crisis y se acabó la fiesta. España apeada de la Champions League. Zapatero congeló las pensiones; llegó Rajoy y subió los impuestos y se nos puso a todos cara de tontos. Y con ella seguimos tras oír decir al ministro de Hacienda pese a que las pensiones estarán por debajo del coste de la vida y las cifras de inversión como en los años 80, los Presupuestos “tienen un marcado carácter social”. Definitivamente, nos toman por tontos.