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a veces soy humano>

Me repatea – Por Félix Díaz Hernández

   

La extradición, exilio, expulsión de los inquilinos del estanque de patos de la Catedral lagunera me da pie, mejor dicho pata, para jugar e inventar con las palabras y los hechos. El desahucio de los palmípedos laguneros se produjo casi a escondidas, y aunque no tenemos detalles de su captura, supongo que se actuó de esta manera para no dar oportunidad a las posibles acciones de protesta de una plataforma social en defensa de “un hogar para los patos en el casco”. Cierto es que este asunto, menor para los tiempos que corren, va a dar mucho juego en La Laguna, en sus calles, cafeterías y mentideros. Habría que rescatar el expediente administrativo que sustenta la expulsión de los animalitos para ponerle cara a esta patosa tropelía; a sus responsables políticos y técnicos, porque siempre es muy agradable saber a quién hay que echarle la culpa. De hecho, estoy ansioso por observar el devenir de los próximos días. Imagino a asociaciones de defensa de los derechos de los animales; a colectivos de niños afectados por la soledad y vacuidad de ese espacio, antes teñido en el aire con graznidos y cloqueos; a los vendedores ambulantes de millo; a esos jubilados que llanean por Aguere y que tenían como punto de parada el charco de los patos; a los guardianes veladores de las tradiciones… A todos ellos, los intuyo promoviendo una gran protesta, alentando la desobediencia civil y desfilando en manifestación desde la Catedral hacia la Casa de Los Capitanes del Ayuntamiento lagunero acompañados de los patos y caminando por la calle de La Carrera.

@felixdiazhdez