Real Murcia-CD Tenerife > la crónica

Lo justo y suficiente

   

MARTÍN-TRAVIESO | Santa Cruz de Tenerife

El fútbol esta temporada le debía al CD Tenerife alguna victoria inmerecida y los blanquiazules ajustaron cuentas pendientes ayer en La Condomina. Con más efectividad que juego, el cuadro de Álvaro Cervera se llevó un triunfo en un partido complicadísimo, en el que el rival fue claramente superior.

Aridane Santana y Luismi Loro, de penalti, anotaron durante la primera parte, por lo que en la segunda los visitantes se dedicaron a conservar el resultado. Así se logró un triunfo vital, que deja al equipo en la mitad del camino que le conduce al campamento base, el de los 50 puntos. Una vez más, Cervera experimentó con la alineación titular, siendo la mayor sorpresa de ésta la presencia de Luismi Loro, quien no jugaba desde el 17 de noviembre en Soria. No obstante, el de Fuenlabrada no jugó en su puesto, la mediapunta. Lo hizo escorado a la derecha, mientras que la izquierda la ocupó Chechu Flores.

Salió algo más enchufado el cuadro local, pero de nada le valió. Apenas había transcurrido 11 minutos cuando Ayoze surgió en escena para comenzar a marcar diferencias.

De un balón que carecía de cualquier peligro, se inventó una ocasión de gol. Primero controló a la perfección, para luego asistir a Aridane, quien estaba apostado en el lugar adecuado y en el momento oportuno para batir por primera vez a Casto.

El gol hizo reaccionar al Murcia, que buscó el empate por mediación de Kike García, quien intentó equilibrar la balanza con un disparo desde dentro del área que atrapó Roberto sin problema.

Los pimentoneros se volvieron especialmente peligrosos en las acciones a balón parado. Precisamente en una acción de ese estilo llegó el empate. Tras un primer despeje, el rechace le llega a Saúl Berjón en la banda, quien metió un pase al interior del área que recibió recibe Kike García en el área pequeña. El espigado y rápido punta murciano, logró revolverse y, tras darse la vuelta, batió a Roberto. Era el tanto del empate, el que hacía justicia.

El duelo volvía a comenzar, por lo menos en el marcador y aún le restaban prácticamente 15 minutos a la primera parte por jugarse. Durante ese tiempo, el transcurso del partido fue el mismo: El Murcia controlaba, mientras que el Tenerife, bien posicionado en defensa, se esforzaba en parar los ataques rivales.

Cuando ya el primer acto tocaba a su fin, surgió otra vez la figura de un Ayoze que todo lo que toca, lo convierte en oro.

El jugador de María Jiménez provocó un penalti en el área del Murcia. Lo cometió Mauro y lo pitó el colegiado sin dudarlo. El encargado de lanzarlo fue Luismi Loro, quien no falló desde el punto de penalti. Tercera diana que transforma el medio madrileño. Obviamente, después de eso no hubo tiempo para más y llegó la conclusión de la primera parte.
Querer y no poder

Ya en la segunda mitad el guión cambió muy poco, el Real Murcia se fue con todo arriba en busca de la remontada pero las acciones se iban una y otra vez contra la organizada defensa visitante.

Llegó el Murcia al área rival una y otra vez. Centros y lanzamientos continuos que no llegaron a ninguna parte, muchas veces por solo unos milímetros. Mientras tanto, el Tenerife se dedicaba a defenderse, viendo pasar el lento transcurrir de los minutos y sin apenas posesión del esférico.

No obstante, alguna ocasión aislada de gol crearon los de Cervera, como la que aconteció a los 15 minutos, cuando Ayoze tuvo la posibilidad de sentenciar en jugada personal, pero el balón se marchó rozando el poste.

También muy clara fue la oportunidad del veterano Acciari, quien tuvo la más clara para empatar, pero el balón se fue junto al palo. Luego llegaron otros muchos acercamientos de Malonga o Iván Moreno, dando la sensación de asedio por momentos. El capitán de operaciones grana era el veloz Tete, quien volvió loco a la zaga tinerfeña con su profundidad.

Sin embargo, nunca los remates de los granotas fueron lo bastante buenos o, en su defecto, Roberto se mostraba acertado en sus intervenciones.

Así logró el Tenerife un meritorio triunfo, cargado de efectividad.