Chile: alternativa sin fractura – Por Gerardo Daniel Settecase

La República de Chile esta integrada por una extraña sociedad que encontrándose aún fracturada en casi dos mitades irreconciliables, pinochetistas y no pinochetistas, a pesar de tantos años transcurridos del fin de la dictadura encabezada por el genocida que justificare crear ambas palabras; también posee un absoluto respeto por la alternancia en el poder entre una derecha neoliberal como la representada por el desde anteayer ex presidente Sebastián Piñera, y un racimo de partido de centro e izquierda que incluye al Partido Comunista, y que han vuelto a poner en la presidencia a Michelle Bachelet.

Todo en paz. Sin estridencias, discursos altisonantes, ni amenazas de venganzas, tal como nos tienen acostumbrados otros líderes latinoamericanos que advierten de convocar guerras civiles si las urnas les quitan del cargo, y tras estar presentes en el traspaso de mando en Santiago de Chile, debieran repensar su modelo de actuar en política.

Piñera se va en paz. Bachelet asume en paz y con mucho por hacer, pues el saliente primer mandatario pensó que era suficiente un rescate milagroso de mineros para eternizar, no a el sino a su partido en la Casa de la Moneda, dada la imposibilidad de reelección inmediata impuesta por la Constitución de Chile, y olvidó las promesas. A esos mineros y toda su sociedad.

Queda, eso si, para tanto “loco suelto con carnet” que ostenta poder en Latinoamérica, el ejemplo del modelo de convivencia y alternancia dado por Chile: Quien triunfa se pone a trabajar sin buscar venganzas. Y quien pierde restaña heridas y corrige errores para retornar al poder democráticamente. Probablemente esa fractura muy visible durante la semana que, año a año, recuerda el 11-S de 1973, es para políticos y sociedad chilena suficiente experiencia dolorosa, como para saber que no pueden permitirse repetirla.

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