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En modo Socos Dúo – Por Román Delgado

   

Hacía tiempo que una semana, una secuencia vulgar e insustancial de siete días, de lunes a domingo, con todos ellos bien ordenados, encadenados y atados unos detrás de otros, no me tenía tan engrilletado, tan pendiente de los abrasivos bytes, de correos electrónicos que te mandan a comer a la nube, de mensajes ya antiquísimos en sms y de un sinfín de WhatsApp. Esta misma semana, que yo la recorto en un día porque me da la real gana, sólo llega hasta el sábado. En ella he estado peor que una gallina ponedora enjaulada para poner huevos y más huevos con normas europeas sobre bienestar animal de los años setenta; o sea, muy puteado… Pero, bueno…, qué se le va a hacer. Estas son las cosas del compromiso, de la voluntad, de las ganas, de la necesidad…; de la obligatoriedad moral de compartir, de llegar, de abrazar, de disfrutar, de reír (y hasta llorar) y, sobre todo, de evolucionar subido a lomos del viento fresco y sensible que camina hacia un destino que sólo aspiro a que esté repleto de singularidad. Sí, singularidad en vez de vulgaridad; sensualidad en vez de robustez; hedonismo en vez de griterío; sencillez en vez de complejidad… Estos días de tanto jaleo, con la app de Norton dando avisos de utilización extrema del PC (¡chula que es la muy desconsiderada!), me he sentido feliz porque, pese a estar en el cuarto oscuro del fondo, y no es el del amigo Gervi, aunque algo se parece, siempre me ha sobrecogido un guachá con las siglas tqp, o la llegada, a veces como elefantes mansos y patosos a una cacharrería, de dos hermosas habichuelas que besan como nadie. Pese a lo electrónico y digital de tal suma de horas, debo advertir que he tenido la fortuna de que por la mañana debía cambiar a postura analógica, que así obliga la programación de la enseñanza secundaria, lo que, sin duda, ha contribuido a que no terminara electrocutado de verdad. Esta semana, que concluye con el punto y final que ahora pongo en la columna, será irrepetible, como casi todas las anteriores (un verdadero don), pero, a diferencia de aquellas, la de ahora se emplata con un premio descomunal: el concierto, hoy, de Socos Dúo en el Auditorio de Tenerife (20.30), al que acudiré con el otro modo que aún me queda por activar: relax y atención para emborracharme del arte honrado que ponen otros. Si quieren, aman y buscan la diferencia, allí nos vemos. Y allí disfrutaremos, mucho más Dados los tiempos que corren. ¡Ánimo, chicos! Seguro que lo harán muy bien.

@gromandelgadog