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Educación mediática – Ylka Tapia

   

Que la sociedad es mediática es un hecho. Es más, sucede desde la fragua de los medios de comunicación, los cuales tienen o deberían tener una naturaleza de servicio público. Luego, las nuevas tecnologías de la comunicación e información (TIC) han intensificado su carácter, lo que nos obliga como profesionales a analizar el rol de agentes educadores no formales. Aun con la resabida crisis del sector, continúan ostentando el poder de construir el imaginario colectivo y la opinión pública, además de influir en los procesos democráticos y en la capacidad de percibir creencias y actitudes; de igual modo, disponen de mayores recursos multimedia, facilitadores de la asimilación de conocimiento. Por tanto, el periodista tiene que ser “comunicador, mediador y facilitador del acceso a noticias útiles, veraces e independientes en una sociedad democrática”, descripción de la profesora de periodismo Tiscar Lara. Ahora, teniendo en cuenta lo anterior y sin entrar a valorar la idealización, ¿por qué se debería educar en estos medios?
Es habitual que los editores anglosajones nos lleven ventaja en especialización comunicativa; ejemplo de esto último es la llamada media literacy, es decir, la educomunicación (término de la UNESCO): esta abarca la integración de la enseñanza sobre y con los medios en el currículo escolar. Entienden que este tipo de formación en lenguajes tanto expresivos como técnicos ayuda a fomentar el pensamiento analítico. No obstante, cabe señalar que no se refiere a la creación de consumidores más cualificados en tecnología, menos de crear clientes; sí, parafraseando al periodista Enrique Martínez-Salanova, en “promover la participación, expresión libre y el derecho a la comunicación”. En una acepción más amplia, los públicos hacen y exigen un uso responsable y crítico de estos canales (sic).
¿Será esta, por tanto, la vía para que la ciudadanía se implique en la producción informativa? La educomunicación se basa en el aprendizaje y enseñanza de la historia, creación, utilización y evaluación de estos medios, alfabetizando en competencias para el desenvolvimiento en la cultura mediática y así cuidarse de sus vicios: mercantilización, banalización, saturación, etcétera. Resulta curioso que las materias relacionadas con dichas competencias hayan sido reducidas en la nueva ley de mejora de la calidad educativa…

@malalua