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“Matar al volante sale muy barato en España”

   

TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife
Foto: DA

Juan Antonio Carreras Espallardo. | DA

Juan Antonio Carreras Espallardo. | DA

Policía, criminólogo y periodista, acaba de escribir un libro sobre aspectos como la criminología y seguridad vial. Junto a su colega José María González, reivindica la acuñación del término “criminología vial”. A Juan Antonio Carreras Espallardo (Murcia, año 1979) todos le conocen como Carris. Y es, junto al fiscal general del ramo Bartolomé Vargas, uno de los grandes atractivos de las IV Jornadas Técnicas sobre Movilidad y Seguridad Vial en Canarias, que hoy se celebran en la ciudad de La Laguna bajo el auspicio de Canariasvial, la asociación de víctimas de accidentes de tráfico, y de la Dirección General de Seguridad y Emergencias del Gobierno autonómico.

-Los juzgados de lo penal están saturados de casos de seguridad vial. ¿Ha sido un acierto criminalizar al conductor o no ha quedado más remedio?
“Las conductas que regula el Código Penal en los delitos contra la seguridad vial son merecedoras de reproche delictivo. Son las alcoholemias, drogas, las conducciones temerarias, sin permiso de conducir, los obstáculos y las negativas ante el agente de la Autoridad. Es cierto que ocupan un número muy elevado en nuestros juzgados, pero son realmente necesarios hasta el día en que cambie la mentalidad del delincuente vial. Sobre los delitos del tráfico, cada país regula los que considera que son más preocupantes en ese momento. Es normal que una conducta pase a ser criminalizada porque la presión y la alarma social ha llevado a los legisladores a incorporarla en el Código Penal. De igual forma, si esa conducta pierde interés, porque ha sido un error ponerla en el ámbito penal o porque no es justo que sea delictiva, pasaría al ámbito administrativo. No olvidemos que el ámbito penal ha de utilizarse como ultima ratio, como última opción y cuando la medida administrativa haya fallado. No es coherente querer criminalizar todas las conductas del tráfico”.

-La muerte imprudente por atropello sigue recibiendo una de las penas más cortas cuando el resultado es un fallecimiento. ¿No resulta desproporcionado que existan penas de seis meses por conducir borracho y de cuatro años por la muerte de una familia?
“He mostrado 1.000 veces mi disconformidad con el delito de homicidio imprudente, que tiene una pena de 1 a 4 años de prisión en España. Matar sale muy barato. En mi opinión y de muchas víctimas de siniestros viales el homicidio imprudente, cometido por un conductor borracho o temerario debería castigarse como homicidio común, de 10 a 15 años de prisión. Él ha buscado el resultado, nunca la víctima, que ha perdido más: la vida. Por lo tanto es normal que las víctimas se quejen y se sientan ofendidas cuando el que ha matado a sus familiares no pasa más de cuatro años en la cárcel, en el peor de los casos, cuando lo normal es que esté dos o ni siquiera entre a prisión”.

-A vuela pluma, ¿qué aspectos destacaría de la nueva reforma legislativa como más positivos y cuáles considera desacertados si así fuera?
“Me parece muy acertado que las normas viales se adapten a los nuevos tiempos, porque así es como sabremos lo que se está haciendo bien y lo que se está haciendo mal. En esta reforma que ha entrado en vigor el 9 de mayo veo que la conducción con alcohol y drogas ha experimentado otra reforma y ahora si das más del doble de la tasa permitida o has sido denunciado en el último año por lo mismo, la multa es de 1.000 euros y seis puntos menos en el carné. Y me pregunto, esto está muy bien pero ¿cuándo llegará el día en que se establezca en España la tasa 0,0 mg/l. que tanto se reclama desde los colectivos que defienden la vida la en la carretera? Por lo tanto, veo muy positivo que se refuerce la lucha contra la droga y el alcohol pero también hace falta que se dote a las policías de los aparatos para hacer las pruebas de drogas. Ayer lo comentaba con mi compañero y amigo Javi Carrasco: ¿Para qué sirve que la Ley diga que conducir habiendo fumado un porro cuesta 1.000 euros si el policía que tiene que poner la denuncia no puede porque no tiene la habilitación ni el aparato?”.

-¿Ha quedado demostrado que las carreteras españolas son más seguras desde que se han endurecido los castigos o solo ha sido un factor en el descenso de las estadísticas?
“Lo que todos hemos visto es que la reducción de fallecidos en la carretera es una realidad. Comparemos los de hace veinte años con los actuales. Pero claro, desde entonces hasta ahora ha habido muchos cambios: el permiso por puntos, la calidad de los vehículos, infracciones de tráfico que son delito, mayor concienciación de los usuarios de las vías, la crisis económica, etcétera. Todos estos factores han ayudado y no poco. El objetivo, aunque utópico, es que no muera nadie en la carretera. Se puede hacer más, estoy seguro, basta que seamos más empáticos con los demás. Un dato, casi la mitad de los fallecidos había ingerido drogas o alcohol… ¿Se puede o no se puede?”.

-¿Qué significa el término “criminología vial”?
“Un término que acuñamos el año pasado José María González, que es otro colega policía local y un servidor. Y en esta línea estamos estudiando últimamente. Es una disciplina encaminada al estudio y prevención de los delitos viales, así como a la resolución de todo conflicto que surja tras un siniestro vial. Lo hace actuando sobre los comportamientos delictivos o desviados dentro de las vías, a la restitución de la víctima a su estado original y haciendo hincapié en las formas de control social, tanto formal como informal, y a la reacción social que causan los siniestros viales. Hace poco coordiné un manual que se llama Aspectos Criminológicos en materia de Seguridad Vial y recopila en 21 capítulos los diferentes aspectos de la Criminología y la Seguridad Vial, en el que han participado grandes autores de toda España y dos de México. Se trata de un manual pionero con estas características. Los artículos han sido escritos por los siguientes autores: Manuel Asensio, Álvaro Bellas, Silvia Borreguero, José María Caballero, Juan Antonio Carreras, Antonio Cerezo, Beatriz Delgado, Fayna Domínguez, María Trinidad Espada, Raimundo García, Pedro Joaquín González, José María González, Valentín Guillén, Francisco Javier Jiménez, Félix Ríos, Mario Murrieta, Miguel Ángel Paredes, Diana Parente, Ana Quevedo, Fernando Ramírez y Flor Zapata”.

-Una asociación de guardias civiles, la AUGC, denunció hace unos meses que les premiaban ocho veces más una multa que un auxilio en carretera. ¿Le consta esta directriz de los mandos de la Guardia Civil? ¿Qué opinión le merece?
“Sí, es el plus de seguridad vial que cobran los guardias civiles si cumplen unos objetivos. Lea la Ley y verá que es otra utopía lo que se nos pide a los agentes de la autoridad: que denunciemos todas las infracciones que observemos, todas dice la ley. ¿Sabe usted que eso es imposible? No somos robots. Y además, a lo mejor usted no observa lo mismo que yo. A veces es más justa una reprimenda que una denuncia, se lo digo por experiencia. Un auxilio a una persona debería primarse muy por encima de una denuncia, pero en ocasiones esa denuncia está salvando la vida de otras personas. Hay que valorarlo todo sin afán recaudatorio ni obsesivo, hay que ser justos”.

-¿En qué medida y cómo afectan las reformas legislativas al peatón?
“Se ha incorporado una donde el peatón está obligado a someterse a las pruebas de alcoholemia cuando cometa una infracción, antes no era así. De todas formas es pronto para hablar de la reforma porque viene otra más importante de camino, la que modifica el Reglamento General de Circulación. Esa sí incorpora más novedades en cuanto a peatones y ciclistas”.

-¿Por qué si todos los especialistas coinciden en que la prevención es fundamental en la seguridad vial apenas hay cambios en las autoescuelas?
“¿Usted cree? En las autoescuelas se rigen por lo que dicen las leyes de seguridad vial, si la ley cambia, la autoescuela tiene que cambiar sus test, sus clases, sus prácticas…”.