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Trimestre amargo por el desempleo

   
Demandantes de puestos de trabajo, ante una oficina pública de gestión. / DA

Demandantes de puestos de trabajo, ante una oficina pública de gestión. / DA

Antonio J. Olivera / David Padrón Marrero / Román Delgado García | Santa Cruz de Tenerife

La tendencia del empleo en las Islas sigue siendo hoy la cara más amarga de la prolongada y profunda crisis económica que padece España y Canarias desde 2007, por la sangría de puestos de trabajo y la consiguiente elevación, a cotas históricas, de las tasas de desempleo.

Según la Encuesta de Población Activa (EPA), en el primer trimestre de 2014 el número de personas desempleadas en Canarias ascendió a 356.000, situándose la tasa de paro en el 32,55%. En el segundo trimestre de 2007, justo antes de que estallase la crisis subprime, estas cifras fueron, respectivamente, 98.400 personas y el 9,87%.

Ocupados y buenas noticias

Detrás del fuerte ascenso del desempleo se encuentra, al menos en parte, la intensa destrucción de puestos de trabajo y la consiguiente contracción en el número de personas ocupadas. Según la EPA, este colectivo ha pasado de los 898.700 en el segundo trimestre de 2007 hasta los 737.600 en el primer trimestre de 2014. Esto supone un descenso de 161.100 ocupados, en torno al 18% menos que en 2007.

El proceso de destrucción de puestos de trabajo y el consiguiente descenso en el número de ocupados no ha sido uniforme. Los dos primeros años de crisis fueron, sin duda, los más severos. La población ocupada en las Islas Canarias perdió nada menos que 133.300 efectivos entre los segundos trimestres de 2007 y 2009. Luego vino el espejismo de los brotes verdes, un corto periodo de tiempo en el que las políticas expansivas y cierta dinamización de la actividad internacional lograron frenar la destrucción de empleo. Pero muy pronto ganaron protagonismo las tesis partidarias de la austeridad y los recortes, que, al realizarse de forma sincronizada en toda Europa, arrastró a la UE nuevamente a la recesión y, con ella, a las economías española y canaria. El proceso de destrucción de empleo se reactiva, aunque ahora con menor intensidad que al inicio de la crisis.

La destrucción de empleo parece frenarse al cierre del año 2013. En el último trimestre de ese año, el número de ocupados aumentó en relación con el trimestre anterior en 18.900 personas. Y aunque en el primer trimestre del año en curso la población ocupada ha descendido en 1.100 personas en relación con el trimestre anterior, la cifra total de ocupados (737.600) supera en 2.400 personas a la de hace un año. Se trata del primer incremento en términos interanuales desde el cuarto trimestre de 2011, lo que invita al optimismo. Es un optimismo que, aunque moderado, se ve apuntalado por los últimos datos disponibles de afiliaciones a la Seguridad Social.

Activos y tasa de actividad

El descenso en el número de ocupados (en 161.100 personas desde que se iniciase la crisis) queda muy lejos del aumento en el número de desempleados (257.600 personas). Esta diferencia obedece al avance de la población activa, que se ha incrementado en 96.500 personas. En pleno proceso de destrucción de puestos de trabajo, un creciente número de personas se ha sumado al mercado laboral buscando activamente un puesto de trabajo, lo que se ha traducido en una mayor presión en el mercado.

El avance de la población activa no ha sido uniforme en todo este periodo. Hasta finales de 2011, el ascenso fue notable, pasando la tasa de actividad (participación de la población activa en la población de 16 y más años de edad) desde el 61,24% hasta el 63,03%. Durante el año 2012, la población activa sigue aumentando, aunque ahora a un ritmo más moderado.

Este ascenso en la tasa de actividad durante los primeros años de la crisis supuso la ruptura del patrón seguido en crisis anteriores. Este comportamiento puede explicarse, entre otras razones, por el elevado endeudamiento de las familias (si, por ejemplo, la familia tiene una hipoteca y el cabeza de familia o principal fuente de ingresos del hogar se queda en paro urge que el resto de miembros activos del hogar busquen empleo), la pérdida de valor de la riqueza de las familias (por ejemplo, la fuerte corrección de los precios inmuebles significa que, ante la posibilidad de impago de la hipoteca y tener que entregarla a la entidad financiera, aún la familia se quedará con una elevada deuda pendiente, lo que obliga a buscar empleo a todos los miembros del hogar por tal contingencia), y el endurecimiento de los criterios de acceso a la jubilación anticipada o a las prejubilaciones (las personas activas de mayor edad que en episodios de crisis anteriores se quedaban sin empleo optaban por acogerse a alguna de estas modalidades, pasando a engrosar el colectivo de inactivos). En el año de 2013, la tasa de actividad invierte su tendencia y comienza a descender,

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comportamiento que se ha mantenido en el arranque del año 2014. El primer trimestre del año en curso ha cerrado con 10.400 personas activas menos en el Archipiélago que en el cuatrimestre anterior, y 16.000 menos que hace un año, situándose la tasa de actividad en el 61,53%.

Este descenso es un síntoma inequívoco de que el desánimo ha comenzado a hacer mella en una creciente proporción de la población desempleada. Ante la complicada coyuntura laboral y la dificultad para salir de la situación de desempleo, muchas personas terminan por arrojar la toalla, desistir de buscar por más tiempo empleo o incluso emigrar.

Sin trabajo más de un año

Sin duda, la fuerte incidencia del paro de larga duración (sin empleo durante un año o más) en la población activa canaria ha sido uno de los factores que ha impulsado ese efecto desánimo. Así, si en el segundo trimestre de 2007 el número de activos que llevaban desempleados al menos un año ascendía a 28.500 personas, en el segundo trimestre de 2014 esta cifra es ya de 237.500 personas, nada menos que el 66,71% de la población desempleada en las Islas.

En la medida en que la probabilidad de encontrar un puesto de trabajo disminuye con la duración del periodo en que una persona permanece en situación de desempleo, los datos de la EPA relativos al desempleo de larga duración son tremendamente alarmantes, pues señalan que un componente nada despreciable de nuestro desempleo tiene un marcado componente estructural. Para que se entienda, una vez la coyuntura económica revierta y volvamos a crecer de forma sostenida, una amplia proporción del colectivo que hoy engrosa las listas del paro no volverá a trabajar.
Paro: travesía en el desierto

El comportamiento seguido por la población ocupada y activa ha modelado la dinámica de la población desempleada. Así, por ejemplo, la intensa destrucción de puestos de trabajo y el crecimiento sostenido de la población activa se tradujeron en un intenso avance de la población desempleada en Canarias durante los dos primeros años de la crisis. El número de personas activas sin empleo se incrementó en 166.400, y la tasa de paro pasó de estar situada por debajo del 10% a niveles cercanos al 26%. Desde mediados de 2009 y finales del año 2013, la tendencia del número de desempleados y de la tasa de paro ha seguido siendo ascendente, aunque a un ritmo marcadamente inferior al de los dos años precedentes. En el tercer trimestre de 2013, tanto la población desempleada (con 383.500 personas) como la tasa de paro (el 34,76%) alcanzan su máximo. El último trimestre de 2013 y el primero de 2014 han registrado descensos intertrimestrales en ambas variables. Y en los tres primeros meses de 2014, se ha asistido por primera vez desde que arrancase la crisis a descensos en términos anuales, quedando la tasa de paro en el 32,55%.
Los últimos datos disponibles invitan, sin duda, al optimismo. Pero insistimos en que ese optimismo no puede ser más que moderado, habida cuenta de las frágiles bases que lo sustentan y los numerosos riesgos latentes. En primer lugar, es cierto que en el último trimestre la población desempleada se redujo en las Islas Canarias en términos anuales en 18.400 personas. Pero ese descenso obedece fundamentalmente a la pérdida de 16.000 personas activas (muchas personas dejan de buscar trabajo o emigran en busca de mayores oportunidades laborales), pues la ocupación aumentó únicamente en 2.400 personas en el último año.

Precariedad laboral

Junto a lo tenue que está siendo el avance de la población ocupada, hemos de llamar la atención sobre las características o calidad del empleo que se está ofreciendo. Con una de las tasas de paro más elevadas en el contexto regional español y en el europeo, se abre la puerta a un creciente desequilibrio en el proceso de negociación salarial entre trabajador y empresario en una región que, conviene recordarlo, ya contaba antes de la crisis con unos de los salarios medios más bajos a escala nacional. Adicionalmente, la última reforma laboral ha restado poder negociador a los sindicatos. El resultado es un ascenso continuado de la tasa de pobreza laboral: personas que, pese a contar con un puesto de trabajo, no disponen de ingresos suficientes para superar el umbral de la pobreza relativa.

A los bajos salarios se suma el reciente repunte de la contratación temporal. Si bien es cierto que en el inicio de la crisis el ajuste del empleo se cebó con los trabajadores temporales, con el consiguiente descenso de la tasa de temporalidad (que indica el porcentaje de trabajadores asalariados con contrato temporal), desde mediados del año 2012 ésta ha vuelto a repuntar. La tasa de temporalidad antes de que estallase la crisis estuvo por encima del 38%. A mediados del año 2010 se situó por debajo del 28%. En el primer trimestre de 2014 esa tasa ha escalado hasta el 31%, con un retroceso en términos anuales de 15.400 asalariados con contratos indefinidos, frente a un aumento de 25.300 asalariados con contrato temporal.

La tasa de asalarización (porcentaje de ocupados que son asalariados) ha descendido hasta el 86,1%, lo que refleja el aumento en el número de personas que, ante la imposibilidad de encontrar un puesto de trabajo, optan por darse de alta como autónomos. Y esto, por más que algunos traten de convencernos de lo contrario, nada tiene que ver con una oleada de nuevos emprendedores.

De manera similar, la tasa de parcialidad ha experimentado un salto más que significativo. Según la EPA, antes de la crisis únicamente el 10,27% de la población ocupada tenía un contrato a tiempo parcial. En el primer trimestre del año 2014, esa proporción había aumentado hasta el 17,41%. Este dato en sí mismo no es negativo. El problema es que la poca evidencia empírica disponible apunta a que una amplia mayoría de las personas que tienen un contrato parcial realmente desearían trabajar a tiempo completo, signo evidente de que tenemos un grave problema de subempleo.
Reactivación incipiente
Que la tenue recuperación del empleo se consolide y logre acelerar su ritmo de avance lo suficiente como para comenzar a observar caídas significativas en la tasa de desempleo pasa necesariamente por la reactivación de la actividad económica. Los requerimientos de factor trabajo por parte de las empresas, no lo olvidemos, es una demanda derivada. Las empresas aumentan sus plantillas cuando precisan aumentar sus volúmenes de producción. Y esto último se produce, claro está, cuando el volumen de pedidos aumenta, lo que cierra el círculo en el que demanda y oferta interactúan.
En una economía con una tasa de desempleo desbocada, con unos salarios bajos y menguantes, y por esta vía, con una renta familiar disponible desinflada, la demanda interna difícilmente podrá ejercer su función de motor de la actividad económica. El desplome del consumo de las familias y de la inversión empresarial fue de una magnitud difícil de exagerar en los primeros años de la crisis, permaneciendo en niveles mínimos durante prácticamente toda la crisis. En el tramo final del año 2013 y primeros meses del año 2014, algunos indicadores coyunturales (por ejemplo, el índice de comercio minorista y las matriculaciones de vehículos) adelantan una tímida recuperación de la demanda interna.
Demanda interna
A la caída del componente privado de la demanda interna hemos de sumar la contracción de su componente público. Los años 2010 y 2011 fueron testigos de intensos procesos de consolidación fiscal, por lo que el sector público dejó de compensar el desplome de la demanda privada. En 2013 la consolidación fiscal en Canarias ha sido menos intensa que en otras regiones españolas, habida cuenta de su mayor proximidad al objetivo de estabilidad presupuestaria. Canarias cerró el año 2013 con un déficit público del 1,0%, frente al objetivo de estabilidad del 1,2%. Para el año 2014 se espera, por tanto, que el esfuerzo de consolidación sea similar al del año 2013 y que el sector público no lastre la recuperación de la demanda interna.
Ante la atonía de la demanda interna, la reactivación de la actividad económica procede, una vez más, de la mano del sector exterior. En una economía con una demanda interna estrecha, es el sector exterior la principal fuerza tractora del conjunto del sistema económico. En este sentido, la recuperación de la economía, muy especialmente de Europa y España, son muy buenas noticias para la economía canaria.
Acerca de los precios, hay que decir que el prolongado y profundo letargo en el que ha estado sumida la demanda, a cuyo componente privado aún le resta mucho aliento por tomar, ha llevado las tasas de variación interanuales del IPC-General al terreno negativo por segunda vez desde que se iniciase la crisis. Ya son siete meses consecutivos (desde septiembre de 2013 hasta marzo de 2014) con tasas negativas, lo que ha desatado el miedo a la deflación. Si las previsiones de recuperación a escalas internacional y nacional se cumplen, no parece que éste sea el escenario más probable.

*ANTONIO J. OLIVERA HERRERA ES DOCTOR EN ECONOMÍA POR LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID; DAVID PADRÓN MARRERO, PROFESOR CONTRATADO Y
DOCTOR EN ECONOMÍA POR LA
UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA, Y ROMÁN DELGADO GARCÍA,
PERIODISTA Y GEÓGRAFO

Comercio: la luz al final del túnel

El subsector comercial ha sido uno de los grandes damnificados por la crisis. Según se desprende de la serie del Índice de Comercio al por Menor, elaborado por el INE, entre diciembre de 2007 y junio de 2013 el volumen de actividad del sector presentó tasas de variación interanuales negativas en 64 de los 67 meses. No obstante, a partir de julio de 2013 esa tendencia parece revertirse. El volumen de actividad del comercio al por menor no ha dejado de avanzar en términos interanuales desde entonces. Sin duda, se trata de una muy buena noticia que, como indicamos antes, adelanta cierta recuperación de la demanda interna, aunque probablemente el tirón de la actividad turística tenga también algo que ver. Con todo, no debe perderse de vista que en marzo de 2014 el volumen de actividad fue el 25% inferior al de marzo de 2007. El Índice de Ocupación del Comercio Minorista, elaborado también por el INE, muestra una tendencia muy similar al Índice de Comercio al por Menor. El empleo en el sector, según datos oficiales, no ha dejado de avanzar desde el mes de agosto de 2013.

Turismo: una vez más al rescate

A. J. O. / D. P. / R. D.
Santa Cruz de Tenerife

El creciente dinamismo de las economías de nuestros principales socios europeos ha relanzado la actividad turística, principal renglón exportador de Canarias. Tras un año 2012 bastante malo para el sector, a partir del segundo trimestre de 2013 la entrada de turistas extranjeros no ha dejado de aumentar en términos interanuales mes tras mes. Según los datos facilitados por el Instituto de Estudios Turísticos (IET), a lo largo del año 2013 Canarias recibió 10.629.883 turistas extranjeros, 491.350 más que en 2012. Los tres primeros meses del año en curso han seguido arrojando datos positivos. Merece la pena llamar la atención sobre el dato del mes de marzo, en el que recibimos, siempre según el IET, 1.119.506 turistas extranjeros. A pesar de que este año la Semana Santa cayó bastante avanzado el mes de abril, mientras que en 2013 fue en el mes marzo, el hecho de que en marzo de 2014 el número de turistas extranjeros haya sido el 7,66% superior al de hace un año dice mucho del buen momento que vive el sector.

El buen comportamiento de las llegadas de turistas extranjeros ha tenido su reflejo en el número de viajeros residentes en el extranjero alojados en establecimientos hoteleros. Según el Instituto Nacional de Estadística (el INE), en el año 2013 se alojaron en los hoteles de Canarias un total 6.044.595 viajeros residentes en el extranjero, 344.980 más que en 2012. Una vez más, los datos correspondientes al primer trimestre de 2014 siguen siendo esperanzadores.

El gasto realizado por los turistas extranjeros en Canarias ascendió en el año 2013 a 11.684 millones de euros, el 10% más que en 2012. El gasto medio por persona fue de 1.099 euros, 52 euros más que en 2012. Y el gasto medio por turista y día fue de 113 euros, tres más que en 2012. En el arranque de 2014 esta tendencia parece mantenerse, con tasas de variación interanuales positivas.
El buen comportamiento del turismo extranjero contrasta, sin embargo, con el de los turistas nacionales. Así, por ejemplo, según el INE, en 2013 se alojaron los establecimientos hoteleros de las Islas un total de 1.865.514 viajeros residentes en España, lo que supone un descenso de 114.508 viajeros en relación con 2012, ejercicio en que los registros ya habían sido malos. Y en los tres primeros meses del año han continuado las caídas en términos interanuales.

Con todo, la dinámica agregada de la actividad en el sector ha sido muy positiva, lo que se ha traducido en un continuo aumento de la contratación. Todos los meses, salvo uno (abril de 2013) del último año y medio, han cerrado con tasas de variación interanuales positivas en el número de personas empleadas en establecimientos hoteleros, habiéndose acelerado el ritmo de avance en los primeros meses de 2014.

El número de afiliados a la Seguridad Social en la actividad de hostelería (que engloba alojamiento y además restauración) ha seguido una tendencia similar a la ya descrita.