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Ruido en el divorcio – Por Wladimiro Pareja Ríos

   

Si definimos el ruido como ese sonido más o menos fuerte que distrae la atención y lo aplicamos a los procesos psicológicos que se dan en nuestras relaciones, creemos que hemos de abordar las rupturas de pareja, pues son focos de abundantes ruidos. Existen diferentes formas de enfrentarlos. En algunos casos la separación acontece tras un reconocimiento mutuo de que la relación sentimental se ha agotado. En este caso los miembros de la pareja siguen caminos diferentes y no presentan mucho ruido y eso se nota en sus encuentros en donde hay un reconocimiento afectivo a todo los momentos vividos. La finalización en si misma es un proceso, con sus diferentes etapas, supone la aproximación sucesiva al hecho de que “se ha acabado”, para ir así integrándolo.

Algunas personas niegan el hecho de la finalización y se quedan, literalmente, esperando el regreso del otro. Incapaces de retomar, de reiniciar su vida amorosa. En algún caso se permiten un escarceo sexual y una vez satisfecho su deseo, regresan raudos a su inacción y a su modelo de espera. No escuchan que se ha terminado. Es el ruido de la negación. Los hay que en su deseo de distanciarse comienzan a criticar a su expareja, quien se convierte en el foco de todas sus quejas y pesares. Sin darse cuenta que de esta forma se quedan pegados al elemento del que se intentan divorciar. Supone el ruido de la crítica. Algunos autores indican que este elemento de detracción del otro, es el mecanismo que utilizan algunas personas para coger distancia e ir integrando la separación, sin embargo hemos visto que este elemento de crítica tiende a fijar a la persona, bloqueándola si persiste en esta actitud. Así pues el trabajo irá enfocado a ir aceptando las responsabilidades reales de cada uno, en palabras de un excelente psicoterapeuta: “reconocer tanto los pecados de emisión como los de omisión habidos en la relación”, esto es, lo que se hizo y no debió hacerse, y lo que debió hacerse y no se hizo. Otro caso a tener en cuenta, supone la existencia de hijos de por medio en un divorcio y su uso como arma arrojadiza entre sus progenitores, esto provoca que el ruido aumente. Se culpabiliza al otro por lo que hace y deja de hacer, de ahí que se aconseje en estos casos seguir las directrices de un marco regulador como puede ser el convenio acordado ante el juez en aquellos matrimonios donde haya habido divorcio. En muchos casos este ruido perdura muchos años y acaba dejando en los hijos profundas huellas, pues se trata de un ruido constante al que está sometido el menor, al que acaba afectando negativamente en su relación con uno de sus padres, acaba rechazándolo, de ahí el llamado síndrome de alienación parental, en el cual uno de los progenitores utiliza al niño poniéndolo en contra del otro con el fin de bloquear un vínculo sano y amoroso entre hijo-padre o hijo-madre, según sea el caso. En la ruptura, todo proceso de abordaje psicológico estará dirigido a explorar los pensamientos, las emociones y las conductas derivados de la separación. Habrá que sanear y ventilar emociones tales como pueden ser la culpa, la vergüenza, el miedo, la ira, que actúan como bloqueantes impidiendo que continuemos con nuestras vidas de forma saludable y plena.
* PSICÓLOGO
wladimiropareja@gmail.com