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Krokodil – Por Sergio García Cruz

   

¿Por qué ciertas personas tienen el afán de autodestruirse?, es una de las preguntas que siempre quedan en el aire y las respuestas dadas no pasan de ser meras conjeturas. Existen múltiples formas devastadoras de destruirte, entre ellas está la droga, una forma más de irte envenenando paulatinamente, y podría añadir de forma controlada por el sujeto si no fuera porque esto llegado el momento ya es incontrolable y nos consumiremos sin control. Existe la libertad de morir y el poder de arriesgarse mortalmente.

Dice Deleuze Itzgerald, que toda vida es un proceso de demolición, cada etapa de la vida es acompañada por un deterioro inevitable, el continum vital es interrumpido constantemente por pequeñas muertes que indican el paso a un nuevo estado. Básicamente podemos decir que el ser humano tiene una capacidad innata de buscar la beatitud y su hallazgo termina creando un hábito de falsa satisfacción (una alteración de la conciencia).

Krokodil (cocodrilo) es una droga que debe su nombre a los efectos que produce en la piel. En general, en la actualidad están surgiendo nuevas drogas de fabricación casera, se parte de una sustancia base a la que se van añadiendo diversos venenos para crear nuevas formas de destrucción para unos y beneficios económicos suculentos para otros a base de aplicar métodos sencillos de economía; materia prima de bajo coste y de producción fácil que se reflejan en una droga altamente adictiva y barata (unos tres euros) y cuyos efectos duran unas pocas horas, pasados estos debemos adquirir otra dosis que nos proporcione paz y en un estado más avanzado de su consumo calme el dolor. Los decomisos de esta sustancia han ido en aumento en los últimos años de manera alarmante.

Su nombre es Permonid, así fue utilizada en Suiza o dihidrodesoximorfina, aunque hoy en día técnicamente se le denomina desomorfina. Partió de Siberia en el año 2002, teniendo un gran auge y evolución en Rusia, país que encabeza el consumo de heroína. Hoy se ha extendido por todo el mundo. De hecho todas las adicciones, en general, se están incrementando.

La desomorfina es el resultado de un proceso casero de mezcla de codeína que inhibe el dolor y sustancias corrosivas como el fósforo y el yodo que crea problemas vasculares y de tiroides. La esperanza de vida está en torno a los dos años, se destruyen los tejidos, produce flebitis y gangrena que se traduce en esa pérdida de tejido, dicho de una manera más común terminan teniendo un aspecto similar al de un zombi mostrándonos los huesos y con pérdidas de miembros, pérdidas que se convierte en irrecuperable. Cuando el efecto de la droga pasa llega el dolor que produce estos efectos “secundarios”, básicamente perdemos esa barrera que nos proporciona la codeína.

Llegados a este punto, lo más difícil de una situación como esa es el proceso de recuperación de estas personas, su deshabituación. La deshabituación al opio cerebral es completamente cognitiva. En las primeras etapas el individuo no toma conciencia; no ve el mal, no ve que necesite ayuda, pasar de esa fase a la de intervención es muy complicado.

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