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Ley de la intermediación universal – Por Jorge Bethencourt

   

Algunas leyes esenciales de la física se dedujeron por grandes científicos a través de la observación de la naturaleza. La leyenda -que es una dulce manera de calificar la mentira- dice que Newton dedujo sus postulados de la ley de la gravitación universal después de que le cayera una manzana en el totizo, mientras leía debajo de un árbol (cabe deducir que un manzano).

Llegar a conclusiones sobre la realidad física a través de la manzana no sólo está al alcance de los newtonianos. A poco que le echemos una pensada, hasta nosotros mismos podemos descubrir algunas cosas. Pensemos el caso de dos frutas cualquiera. Un producto cultivado en La Orotava y otro en el Valle de Aconcagua, en Chile. El agricultor tinerfeño recibe entre un 20 y un 25% del precio de venta al público de la fruta. Digamos que de un euro, el que planta, riega, cuida, echa abonos y pesticidas y recolecta, cobra 25 céntimos. ¿Dónde se van los otros setenta y cinco céntimos? Pues a lo que se llama cadena de comercialización. El transporte, la clasificación y la venta de la mercancía se lleva tres (y a veces cuatro) veces más que el cultivador.

Hablemos de las frutas de Chile. Según lo que nos cuentan, las condiciones de los agricultores sudamericanos es de casi esclavitud. Están mal pagados y explotados. Y el agua es prácticamente gratuita. Por eso (dicen) la fruta importada es tan barata. La realidad es que la agricultura es un sector que progresa en muchos países latinoamericanos y mejora la calidad de vida de las familias. Hay grandes multinacionales fruteras (alguna de ellas socia de los canarios) pero también cientos de miles de pequeños agricultores y exportadores. Ni el agua es tan gratuita ni los salarios tan distintos (en equivalencia en calidad de vida). La fruta del valle de Aconcagua tiene que recorrer unos ciento cincuenta kilómetros hasta el puerto más cercano. Y después, más de diez mil kilómetros hasta llegar al primer mercado español. ¿Cómo es posible que cuando llega aquí su precio de venta al público sea más barato que el del producto local? ¿No era el transporte y la comercialización lo más costoso? ¿No es tres y cuatro veces más caro que el propio producto? No. Claro que no. Sólo aquí lo es. Hasta Newton se daría cuenta de que la manzana -y no es la chilena- tiene un gusano pegado.