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Pedigüeño profesional – Por Domingo J. Jorge

   

El término pedigüeño siempre me ha parecido un tanto cacofónico. Para el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, DRAE, es quien pide con frecuencia e importunidad. En sí, para mí es malsonante. Partiendo de que quien pide es por necesidad, y por saciar alguna carencia que le hace poco llevadera su vida, e incluso la de su familia. Casos, de estos, de familias que piden por no poder cumplir diariamente con las necesidades básicas en su vida, conozco, tristemente, muchos, como los que puedan conocer los que hayan decidido leer este comentario dominical. Sin embargo me quedo con el sustantivo importunidad, que ofrece la DRAE a la definición de pedigüeño. En La Laguna, les aseguro que ocurre, y sobra decirlo, es algo evidenciado por todos, algún transeúnte, de tierras lejas, está aprovechando el sentido de la caridad -valor cristiano, pero también inmerso en la cultura y hecho social de Aguere, y del tinerfeño- para perseguir o aprovechar la situación, llámese puerta de iglesia, supermercado, o cualquier otro establecimiento, y en ese espacio engañar a quien le deja la moneda en la cestita o en el recipiente de plástico. El engaño es evidente, no suele ser dicho dinero, que piden estos transeúntes metidos a pedigüeños profesionales, para cubrir ninguna necesidad imperiosa, ni de él, ni de su familia. Y a eso hay que llamarlo engaño, y, además, una maliciosa forma de romper con la confianza de quien quiere ofrecer a quien no tiene.

A La Laguna le ha tocado, como a otras grandes ciudades de Tenerife, y Canarias, lógicamente, porque donde la economía se mueve, quien necesita circula para pedir y que se le ayude. Todos conocemos a los pobres que caminan por nuestras calles y, a buen seguro, sabemos que precisan ayuda, por eso se la damos. Lo que sucede es que ha surgido una cadena de pedigüeños profesionales, venidos de otros lares, y territorios. Para romper con esta falsa caridad, ¿qué hacer?. Paralelamente a lo que ya hacen los organismos municipales, lo que nos toca hacer a nosotros, es saber a quienes ayudamos, porque esos carteles de ?tengo un niño pequeño, y necesito dinero para darle de comer?, muchas veces no son todo lo fiables, que deberían ser. Si se fijan, todos esos carteles tienen el mismo tipo de letra, y mismo contenido. Llama la atención. Pues igual toca pensar si nos están engañando.