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DESDE LA ÓPTICA >

Como un huevo a una castaña – Por Javier Rabanal

   

Con todo listo para el inicio del encuentro y siguiendo el ritual de cualquier aficionado, se dispone un servidor a observar la alineación propuesta por Don Álvaro, ¡sorpresa! No sé colocarla en el campo. Me sobra un central, me falta Suso y aún así no consigo cuadrar las bandas donde también tengo un excedente. Esperemos a que se coloquen en el campo para sacar conclusiones.

Arranca el partido y antes de sacar las conclusiones hay que sacar ya una pelota de la portería de ‘El Discutido’. La falta ni la ví, no voy a mentir, me pilló acomodando las posaderas. Grito de mi suegro:”¡Gol del Valladolid!”…y yo todavía intentando colocar en mi cabeza a los jugadores. Buen comienzo si eres un señor vallisoletano que dice vosotros en vez de ustedes. El Tenerife hace aguas y la banda izquierda parece una autovía abonada en espera de un remate que suponga el segundo; descomposición blanquiazul. Y eso que Jeffren es un amigo y se marchó antes de tiempo. Cristo siempre quiere, pero a veces no puede, y su abandono de las ayudas al central desplazado cerca de la línea de cal crearon un agujero inabarcable. Estamos escapando que es bastante. Ya los tengo colocados en el campo y no me cuadra muy bien la ausencia de Suso, la presencia del uruguayo Maxi y menos aún el experimento del lateral. Pasa el chaparrón futbolístico y el Tenerife se acerca a la puerta contraria creando peligro pero a Aridane nadie le quitó el trineo y se le hizo de noche. ¿Señalado por el entrenador cuando habla de jugadores de ataque fuera de forma? Lo mejor por una vez los acertados y templados comentarios del invitado televisivo, el míster habla de lo que sabe. Un gusto para el oído. La segunda parte es diferente y los nuestros muestran otra cara. A Albizua le faltó una cuerda en la raqueta a la salida de un córner pero no cabe duda que el equipo ha cambiado. Maxi, que me recuerda mucho a Walter Pico (el pelo invita a ello), la tuvo pero no acertó. Y de nuevo una falta y un gol. Barrera, palo, palo, barrera…te la comiste. La explicación del portero un poco extraña: “no la veo”. Los nuestros que en la segunda parte habían cambiado el panorama convertían el partido en un imposible. Más aún si le sumas el segundo mano a mano desperdiciado por el Ruso en dos jornadas. El pibe sigue siendo voluntarioso y bajó una buena pelota cerca del final, poco más.

El gol de Dávila no dio ni para albergar esperanzas por lo tardío pero la imagen del equipo invita al optimismo si usamos la segunda versión del mismo. Elijan ustedes: ¿Huevo o castaña? Esta semana es buena para olvidar porque se acerca lo que se acerca. Vienen los de la Isla vecina con una pinta de apisonadora que asusta. Este año la estrella no es Aranda sino uno que las mete hasta ahora de todos los colores, pero cuidado, aún nos queda aquello de “once contra once” o como diríamos en regionales “ningún hombre entra por la boca de otro”.