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Manuel Hernández – Por Domingo J. Jorge

   

Las cosas de la vida, como suele decir mi amigo Manuel Hernández, que el pasado jueves dio el paso para estar más cerca de Dios Padre. Sí, las cosas de la vida, la gente buena se marcha de forma silenciosa, y haciendo, hasta en el último momento, el bien. Muchos, de los que lean hoy esta nota necrológica, se preguntarán quién es ese Manuel del que nos habla Domingo. Es algo tan sencillo como el hombre al que nos referimos. Un hombre que ha pasado por la vida haciendo el bien, y sobre todo dedicándolo a los que más lo necesitaban, empezando por su familia, su mujer, Marta, y sus dos niñas, Martita, y Arianna. Manuel es ese hombre que si recoge de su cosecha 30 kilos de bubangos o papas, 15, por lo menos, van destinados a quien necesita verdura para hacer un potaje y comer. Siempre ha vivido pensando en los demás, como los demás no hemos dejado de pensar en él, y su bonita familia, en todo momento.

Pero no es esta la forma en la que Manuel quería que le dijéramos “hasta luego”. Él deseaba que la risa, a pesar de lo introvertido que solía ser, estuviese incluso con nosotros cuando lo despidiésemos. El bueno de Manuel, junto con unos quince padres más, de niñas y niños de las Dominicas de La Laguna, forma parte de un grupo de amigos que nos hemos denominado Los Chicos Dominicos. Él, nuestro común amigo, a pesar de los duros días por los que ha pasado durante el verano, tenía siempre un momento para enviar un mensaje por las redes sociales, por nuestro whatsapp, y preguntar, cómo va la gente. De verdad, un hombre con una fortaleza de las que tumban a cualquiera en el terrero. Es y lo seguirá siendo nuestro empuje en el grupo, como lo es más, mucho más, en su familia. Ayer viernes, cuando nos despedimos de él, en la parroquia de la Exaltación de la Santa Cruz, en el Llano El Moro, a Los Chicos Dominicos nos sonó una pregunta suya en el oído, con su voz tácita, como siempre, y parecía que nos decía, cómo va la cosa, Juanito. Nosotros le respondimos, silenciosamente, “vives como quieres, Juan”. Amigo, no hasta luego, sino hasta muy pronto, nos vemos donde tú digas. Aquí estamos..