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El peor de los fracasos – Por Tomás Cano

   

Todo los conocidos me insisten en que pase “un tupido velo”. Los conocidos son amigos de conveniencia. Pero me cuesta y lo que más me extraña cuando pongo en la balanza de lo hecho en mi vida -por qué no decirlo- es que echo en falta una palabra de consuelo, unas letras de defensa. ¿Tanto hecho ha merecido la pena y todo el esfuerzo para que muchos tengan hoy lo que tienen? Sí ha merecido la pena. Me siento un hombre que ha visto realizarse muchos de sus sueños. Voy a utilizar estas palabras que calaron profundamente en mi corazón: “No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que me preocupa es el silencio de los buenos”. Lo dijo Martin Luther.

En fin, la vida no es más que lo que cree el hombre. Otro gran hombre dijo: “Una buena cabeza y un buen corazón siempre son una formidable combinación. La derrota no es el peor de los fracasos. No haber intentado nada es el verdadero fracaso. Ser derrotado es a menudo una condición temporal. Darse por vencido es lo que hace que sea permanente”.