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Un ajedrez vichado – Por Ramiro Cuende Tascón

   

Damas, virreyes, alfiles, caballeros, torres y peones, no me olvido de la peonada, de esa de la que formamos parte usted y yo, todos inmersos en una partida diabólica. Se trata de un ajedrecístico lance político pervertido por la codicia. Ya se sabe que l´avarícia, trenca el sac. Un país en el que unos pocos y otros pocos más se quieren quedar con todo, no va.

En esta partida se miente por principio; unos en nombre de su dios o del mandoble, y, los otros en nombre de sus células ciclostileras, los del viejo mimeógrafo, artefacto utilizado para hacer un montón de clandestinas copias en papel. Internet, la virtualidad, las nubes, los inalámbricos procesos planetarios han acabado con los panfletos en ciclostil, ahora se hacen on lain.

El penúltimo movimiento ajedrecístico lo sacó a la luz la benemérita hace unos días, La ya conocida como la impúdica “red púnica”. Lio de torres y ladrilleros que viendo el quehacer de sus superior; alfiles, trotones, damas y virreyes, sintieron el suizo desconsuelo, ignoto hasta hace nada en este país, que lo era, de perras chicas y pesetas, había hasta medios duros. En navidad sidra. Se estudiaba con los libros de Álvarez. Se desayunaba poco y se merendaba; cafileche con pan y mantequilla, luego llegó la carne ajamonada. La trama de Granados y sus amigos encontró una vía para sustraer dinero de las arcas municipales en plena crisis: los contratos de eficiencia energética mediante adjudicaciones de obras para intentar ahorrar en los recibos de luz y otros gastos energéticos. Un pringue insostenible con comisiones diversas, por valor de 41.596.500.000,00 de pesetas de haberlas, adjudicadas parece ser que en los dos últimos años ¿Le bailan los números? Lo grave es que una parte de la parafernalia de este viciado ajedrez político económico está podrida, la peonada no se queja de vicio. No quiero acabar sin recordar a las humildes empresas que para poder sobrevivir a tanto recorte se han ido con sumo cuidado a Liliput, Luxemburgo el pequeño y acogedor país para usureros del Presidente Juncker. Si estaba al corriente malo, y, si no, igual de malo o peor.

Ya lo decía san Agustín: “¡Qué son los estados sin justicia -exclamó en la Ciudad de Dios en el siglo V- sino cuadrillas de bandoleros a gran escala?”. Pues eso, sin una justicia equipada, rápida, independiente, y justa, España no saldrá de esta pesadilla en la que nos han metido esta cuadrilla de salteadores ¡Saldremos, seguro!