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Candelaria no debería quejarse de las guaguas

   

NORBERTO CHIJEB | Candelaria

La probable supresión de las líneas 123 y 131 de TITSA ha levantado una polvareda en el municipio de Candelaria o, para ser exactos, en algunos partidos de la oposición, que entienden que se hace así un daño a los vecinos de las medianías.

Esas dos líneas conectan Araya (123) e Igueste de Candelaria (131) con Santa Cruz de Tenerife, tras pasar por el casco del municipio, con una frecuencia de dos horas. Sin embargo, hay que reconocer, como seguramente habrán hecho los técnicos de TITSA y del Cabildo, que esas dos líneas tienen una baja ocupación, entendiendo el tamaño de las guaguas que es el estándar, aparte de la competencia que le hace desde hace unos años el llamado Transporte a la Demanda, unos microbuses que trasladan a los vecinos de Araya e Igueste, igual que a los de Las Cuevecitas, Malpaís y Barranco Hondo al centro de Candelaria, con la posibilidad de enlazar allí con cualquiera de las muchas líneas que pasan por el casco y van con dirección a Santa Cruz de Tenerife o al sur de la Isla, Adeje o Los Cristianos, por ejemplo.

Y es que en realidad, la supuesta supresión de esas dos líneas (123 y 131) viene dada porque después de la puesta en marcha del Transporte a la Demanda su nivel de ocupación es casi nula -aquí no se puede buscar la rentabilidad- y es evidente que desde el Ayuntamiento lo que se busca ahora es poder complementar el servicio, incrementado más frecuencias en Araya e Igueste con el Transporte a la Demanda y hacer coincidir sus llegadas al casco con salidas de las líneas 120, 122 o 124, sin olvidar que la 121 que parte de Güímar también pasa cada hora por toda Candelaria, algo que no hace felices a los güimareros o araferos, por ejemplo. En realidad, todas las guaguas, incluidas la llamada directa al Sur (111), paran en la rotonda de entrada a Candelaria, un municipio que están bien servido en guaguas.