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La conmemoración de la caída del Muro de Berlín enseña las grietas

   

REUTERS / EP | Berlín / Bruselas / Roma

La canciller de Alemania, Angela Merkel, destacó ayer que “la caída del Muro de Berlín demuestra que los sueños pueden hacerse realidad”, en el marco de las celebraciones por el vigésimo quinto aniversario de este acontecimiento histórico.

En el acto central de la conmemoración, Merkel manifestó, en alusión a los actuales conflictos en Ucrania, Siria e Irak, que “la caída del Muro de Berlín evidencia que tenemos el poder de elegir nuestro destino y de hacer que las cosas sean mejores”.

Fue, recalcó, “una victoria de la libertad sobre la esclavitud y un mensaje de fe para hoy y para las futuras generaciones que pueden seguir derribando muros, los muros de las dictaduras, de la violencia, de las ideologías”, añadió.

Pero Merkel precisó que el 9 de noviembre no es solamente un día de celebraciones, sin que es también la conocida como noche de los cristales rotos, en la que en 1983 los nazis arrasaron locales judíos en toda Alemania. “Fue también un día de vergüenza y desgracia, así que en este aniversario de la caída del Muro de Berlín, no solo siento alegría por ese 9 de noviembre de 1989, sino también la responsabilidad de la historia alemana”, apostilló.

Para conmemorar este cuarto de siglo de la caída del Muro de Berlín, las autoridades locales redibujaron la línea que durante 25 años separó la Alemania de este y oeste con 7.000 globos iluminados que se desmoronarán simbólicamente. Unas 100.000 personas, en su mayoría berlineses, acudieron a la antigua frontera para incrustar rosas en las grietas de las partes que aún siguen en pie y encender velas.

“Todos fuimos felices cuando se derribó”, rememoró el alcalde, Klaus Wowereit. En Bruselas, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, expuso que la caída del Muro de Berlín sirvió como catalizador para la unidad de Alemania y, en consecuencia, también para la unidad de Europa. “En este día trascendental, un muro fue derribado y el mundo cambió para siempre. Alemania se reunificó y la unidad de Alemania se convirtió en catalizador para la unidad europea”. La caída del Muro de Berlín hizo posibles nuevos puentes entre las personas, según Juncker, que se refirió a la necesidad de “reparar las grietas de estos puentes” provocadas por “la peor crisis financiera y económica” desde la segunda guerra mundial.

“Europa debe volver a convertirse algo del corazón”, subraya Jean-Claude Junckeren un comunicado. “Fue con pasión y coraje con lo que la gente derribó lo que les dividía, buscando paz, libertad, unidad, democracia y prosperidad. Dos décadas después no debemos olvidar que la paz no es algo que se dé por hecho. Europa debe asumir su responsabilidad y salvaguardar la libertad y la paz”.
Asomado a la ventana de su estudio privado en el Palacio Apostólico, el papa Francisco pidió durante el rezo del Ángelus que caigan todas las barreras del mundo: “Donde hay un muro, hay cierre del corazón. Hacen falta puentes, no muros”.

El sumo pontífice apeló a la colaboración de todas las personas de buena voluntad para que se difunda “la cultura del encuentro”, que sea capaz de “hacer caer tantos muros que todavía hoy dividen el mundo” para que no suceda de nuevo que “personas inocentes sean perseguidas y hasta asesinadas a causa de su credo o religión”.

Ante miles de personas reunidas en la plaza de San Pedro, Francisco reivindicó el “rol protagonista” de Juan Pablo II.