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El revés y el derecho >

El rev̩s y el derecho РPor Juan Manuel Bethencourt y Juan Cruz

   

Más cultura, menos príncipes – Por Juan Manuel Bethencourt

Tres faltas puedes ponerme, querido Juan, en esta semana que casi termina. Dos tienen que ver con Martín Chirino, en forma de inauguración de esa muestra notable de su obra, el martes, y conferencia monográfica, el jueves; la otra, ciertamente ignorada en los medios de comunicación de la Isla, el homenaje a ese excelente arquitecto y humanista de enjundia que es sin duda Rubens Henríquez, de quien ahora recibo noticias a través de su hijo, también proyectista de oficio. Estoy de acuerdo con que es preciso sostener el legado de nuestros artistas e intelectuales, una tarea, eso sí, que depara escaso o nulo rédito en el actual universo mediático, muy centrado en lo que me gusta definir como periodismo principesco, es decir, el dedicado a glosar o denostar en sesión continua la vida y milagros de nuestros políticos, entre los cuales, aunque en un segundo plano, me incluyo. Aquí hay una contradicción flagrante, la saturación informativa sobre las personas -y más en estos meses, muy propicios para el cotilleo preelectoral que todo lo inunda- y la escasa atención a los asuntos. Ya decía Ortega que quien no se interesaba por la política era un inconsciente, pero que quien sólo se ocupaba de la política era un majadero; pues imagina si el foco de atención no es ya la política en sí, sino sus imperfectos protagonistas. Haces bien en mostrar tu preocupación ante el riesgo del olvido que se cierne sobre los grandes de nuestra cultura, aunque te confieso que me preocupa más el relevo, o mejor dicho la ausencia del mismo. Respecto a la sugerencia de Paulino Rivero, no estoy de acuerdo con la propuesta de mi amigo el presidente. La hemorragia de credibilidad que sufre mi actual ocupación -que es la suya- entiendo que no se soluciona adelantando nada. Porque las urnas son la viga maestra del edificio democrático, no un fuego purificador.

La propuesta de Paulino – Por Juan Cruz

Semana intensa en Santa Cruz; soy del Puerto, como sabes, ese es mi pueblo; me hice en La Laguna y me rehice, como periodista, en Santa Cruz; aquí he vivido aventuras muy interesantes y he conocido a gente magnífica. A Martín Chirino, que ha sido el foco principal (con Rubens Henríquez, el importante arquitecto) de mi estancia santacrucera, lo conocí realmente en La Laguna, enfrente del taller de Martín Palazón, donde hizo la Lady que ilustra la plaza de los arquitectos; Palazón será, por cierto, quien la restaure, según contó Vicente Saavedra en el homenaje a Rubens. Gran acontecimiento el encuentro con Rubens (he visto que a la prensa no debió interesarle mucho, pues no salió nada en los medios, y bien importante que fue) y magnífica ocasión la de la antológica de Chirino en el Espacio Cultural de Cajacanarias. Una ocasión para que se hubieran concentrado ahí las personalidades representativas de la isla (Cabildo, Ayuntamiento santacrucero, agentes culturales que se fueron y ahora emergen…). Pero no estabas ni tú, querido Juanma. Creo que a nuestra tierra le está faltando el pulso adecuado para atender y entender lo que es la cultura, a qué sirve y a qué obedece, y hasta qué punto es decisiva en la construcción de las ciudades y de los pueblos. Quien sí estuvo, junto al presidente de la fundación de la Caja, Alberto Delgado, felizmente recuperado y tan saludable como lo conocimos, fue el presidente del Gobierno de Canarias. Me gustó verlo allí, arropando a Martín en tan feliz circunstancia artística. Las instituciones han de darse cuenta de la importancia de las personalidades, pues así se hace patria, grande o pequeña, pero la patria habitable que necesitamos. Por cierto, ese día Rivero hizo una propuesta importante: que se adelanten las elecciones para atajar la terrible sangría de confianza que la corrupción está provocando en España. Me pareció una buena propuesta, de un político sensato. Pero, caramba, Juan Manuel, déjate ver en estas cosas. Ya sé que andas liado, pero a los que te queremos nos gusta verte.