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Sociedad depresiva – Por Rafa Lutzardo

   

Desde que vislumbro un nuevo día me doy cuenta de que la actual sociedad del comienzo del siglo XXI está desbordada por los problemas que le embarga la actual crisis económica. Una crisis que el Gobierno central se jacta en presumir de una recuperación positiva. Personalmente, no me lo creo. Lo cierto es, que cuando voy caminando por esos rincones de las islas del Archipiélago canario observo que el comportamiento y formas de conductas de muchas personas no son normales. Es decir, algunos llevan los auriculares puesto, pero sin estar enchufado a ningún aparato. Otros, van hablando solos por las calles. Incluso, cuando hablan contigo, las miradas están perdidas y concentradas en otros lugares. Del mismo modo, los contenedores de basuras son profanados diariamente por cientos de personas en busca de alimentos. Por si fuera poco, la nueva generación lo tiene muy complicado para dibujar un futuro esperanzador, especialmente a la hora de encontrar un trabajo. De la misma manera, con la nueva reforma laboral, las personas que tienen más de 40 años son desahuciadas, privándoles una oportunidad laboral. Una reforma laboral que se cargó de un plumazo todos los derechos de los trabajadores. ¿Para qué sirvieron sesenta años de luchas contra la dictadura del franquismo? ¿Para qué sirvió correr delante de los grises, en la búsqueda de la libertad y derechos de las clases trabajadoras? ¿Para qué sirvió aguantar tanta leña o goma en las espaldas de muchas personas? Al final, y muerto el dictador, lo que se entendía por democracia resultó ser la cueva de Alí Babá y los cuarenta ladrones.

No somos noticias por el buen jamón serrano, aceite virgen extra o por nuestras playas y climas. Somos protagonistas por la invasión corrupta de la clase política española. Por todo ello, y ante tantos desbarajustes de todo tipo, una parte de la sociedad canaria presenta un perfil depresivo y bipolar. Nadie cree en nadie. Muchas son las personas que están ancladas a sus pasados. Hay un deseo de encontrar alternativas, pero no ven las puertas que les permitan salir en busca de nuevas etapas en sus respectivas vidas. Las hipotecas, pérdidas de puestos de trabajos, divorcios, la no prorrogación de la paga no contributiva y la ausencia de afecto y cariños de familiares y amigos motivan en todas aquellas personas afectadas por la citada crisis económica y escalas de valores, enfermedades físicas y psicológicas. Vivimos nuevos cambios, nuevas transformaciones, pero las clases políticas siguen sin dar ejemplo de honestidad, humildad y honradez; influyendo todo ello negativamente en la calidad y necesidades del pueblo canario y central.